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¿Cómo se prepara un biberón?, ¿es necesario esterilizarlo todo?

Ya hemos escrito en este blog que la lactancia materna exclusiva es lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud para alimentar a un niño sano hasta los 6 meses. Sin embargo, ya sea por motivos médicos o simplemente por una decisión personal, hay madres y padres que no dan el pecho a sus hijos o que abandonan en algún momento esta práctica y se pasan a las formulas artificiales, en general administradas con biberón, hasta que el niño está preparado para beber leche de vaca.

Estas madres (o padres) no son ni mejores ni peores que las que dan el pecho. Toda persona que decide traer un hijo a este mundo es maravillosa por haber tomado una decisión tan valiente. Si es vuestra primera vez, ya veréis cómo cambia la perspectiva de la vida y diréis  «¡¡Ostrás!!, no me imaginaba que esto fuera a ser así». Así que no permitáis que nadie os afee esta experiencia por dar de comer a vuestro hijo de una forma u otra. Ante todo, siempre respeto.

Pero no nos vayamos por los cerros de Úbeda, que aquí a lo que hemos venido hoy es a hablar de cómo se preparan los biberones y si es necesaria toda esa parafernalia que habéis leído en otros sitios o que os ha contado una amiga.

Ya os anticipo que, con un poco de sentido común y organización, es mucho más sencillo de lo que parece.

¿Qué leches artificiales existen para un bebé sano?

Básicamente hay dos: las Fórmulas de Inicio (o tipo 1) y las Fórmulas de Continuación (o tipo 2).

Las primeras, las de inicio, son aptas para dar a los bebés desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad, mientras que las segundas están diseñadas para los bebes desde 6 meses hasta el año de vida.

Y os preguntaréis, ¿y a partir de los 12 meses?…. Pues lo que recomienda la Sociedad Pediátrica Europea de Digestivo, Gastroenterología y Nutrición es la leche entera de vaca. Vamos, que no hace falta comprar ninguna leche especial a partir de esa edad, cosa que ya os contamos en otro post. Por este motivo, solo habrá que preparar biberones con leche en polvo hasta los 12 meses de edad.

Por otro lado, habréis visto en el mercado muchas otras leches con nombres especiales: que si anticólicos, que si antiestreñimiento, que si antirreflujo, semihidrolizadas… La mayoría de ellas no han demostrado eficacia para apaciguar las patologías que mencionan en su nombre y, en cualquier caso, deberían ser indicadas siempre por un pediatra.

Antes de empezar, ¿debo esterilizarlo todo?, ¿y entre toma y toma?

No existe ninguna recomendación oficial por parte de la Academia Española de Pediatría al respecto de que sea necesario esterilizar los biberones antes o después de una toma. Se que esto va a cortocicuitar los esquemas mentales que muchos teníais, sobretodo teniendo en cuenta que esa recomendación te la habrá dado una amiga o tu propia madre. Pues, sintiéndolo mucho, no es necesario.

Sin embargo, lo que está recomendado es limpiar muy bien el biberón después de su uso, tanto el recipiente como la tetina. Emplea agua y jabón de fregar, asegurándote que no quedan restos de leche, luego acláralo bien y déjalo secar al aire. De vez en cuando, también puedes meter los biberones en le lavaplatos, siempre y cuando el fabricante no diga lo contrario. Allí se lavarán con agua muy caliente que, al fin y al cabo, es algo parecido a esterilizar.

¿Necesitas una explicación de porqué no es necesaria la esterilización?, pues muy sencillo. Las bacterias que pueden contaminar un biberón lo harán si hay leche en él. Por tanto, si lo limpias bien, no habrá «caldo de cultivo» y no se contaminarán. Piensa en este ejemplo: antes de beber de un vaso de agua, ¿lo esterilizas?, seguro que no. Por mucho que este ahí en un estante de la cocina, si esta limpio y seco, no se contamina por bacterias del ambiente, ¿no?. Pues con los biberones, si están limpios, pasa lo mismo.

Si eres muy aprensiva de la limpieza y sientes la necesidad de esterilizarlo todo después de cada toma, puedes hacerlo, no estarás haciendo nada perjudicial para tu bebé. Como mucho estarás perdiendo el tiempo…

Lo que sí que debes hacer antes de empezar a preparar el biberón de tu hijo es lavarte bien las manos con agua y jabón, al igual que haría una madre que va a dar el pecho a su hijo o se quiere extraer con un sacaleches.

¿Cómo se prepara un biberón de leche artificial?

Ya tenemos el tipo de la leche en polvo y el recipiente, el biberón. Ahora toca hablar de cómo preparar el bibe para dar de comer al retoño.

Todas las leches, independiente de la marca o de si son de inicio o de continuación, se preparan igual.

La proporción de agua y cacitos es siempre la misma. Se debe poner 30 ml de agua (1 onza) por cada cacito raso de polvo. Y como no se pueden preparar medios cacitos, lo biberones siempre se prepararán «de 30 en 30». De esta forma tendremos biberones de 30ml, 60ml, 90ml, 120ml o 150ml… y así hasta el infinito y ¡¡más allá!!.

¿Qué agua debo utilizar?

Seguro que habrás oído que el agua de los bebés debe ser mineral… pues es una verdad a medias, no siempre es necesario.

Si en donde vives el agua del grifo es apta para consumo humano podéis usarla. Si por el contrario no es potable o sois vosotros mismos los que usáis agua mineral porque «la del grifo no sabe bien» o, como se dice a veces, «tiene mucha cal y sales», solo en estos casos, debéis usar agua mineral para preparar un biberón.

Un ejemplo buenísimo es el agua de Madrid que, como todo el mundo sabe, es una autentica maravilla y se puede usar directamente del grifo al biberón.

En el caso de que decidáis utilizar agua envasada, elegid las que tengan bajo contenido en sales (a veces en el envase pone «de mineralización débil»).

Las diferentes marcas que fabrican leche recomiendan hervir el agua antes de usarla. Esto se debe a que no pueden garantizar que en el proceso de fabricación quede alguna bacteria que contamine le leche. La forma de prevenir esto sería hirviendo el agua para que, con ese agua caliente, se murieran las posibles bacterias que hubiera en los polvos. Si siguiéramos esta recomendación, deberíamos hervir tanto el agua del grifo como la embotellada y hasta que dejáramos de dar leche artificial a nuestro hijo (hacia los 12 meses, ¿verdad?). Sin embargo, la OMS, en su documento de cómo preparar un biberón, nos dice que en caso de no disponer de agua hirviendo no sería imprescindible y que siempre podríamos utilizar agua del grifo (si está es apta para consumo humano) o embotellada y administrar el biberón nada más prepararlo. Aquí te dejo también el link a la web de familias de la Asociación Española de Pediatría en la que tampoco figura que sea imprescindible hervir el agua.

Recuerda que si finalmente hierves el agua, debes esperar a que se enfríe para que tu bebé no se queme al tomarla. Este proceso puede llevarte de 15 minutos a media hora, así que organízate con tiempo.

¿Cómo caliento el agua?

Para poder diluir bien los polvos de leche, debéis calentar primero el agua.

Se puede hacer de varias formas. Por ejemplo, podéis calentar el agua en un cazo al fuego, pero vigilad que no se caliente mucho. Otra forma es en el microondas, el cual es muy útil porque tras unas cuantas veces de haberlo probado sabes los segundos exactos que necesitas para calentar tu biberón (ojo las primeras veces: el agua se calienta muy rápido!!)

Siempre debéis probar la temperatura del agua antes de dar el biberón al crío, por ejemplo en el dorso de la mano, para comprobar que no está muy caliente, y siempre es mejor un poco tibia que muy caliente.

También podéis utilizar un calientabiberones. Son unos cacharros que ocupan mucho espacio y que sirven para meter el biberón con agua y que te lo lleven a la temperatura elegida. Nosotros no hemos tenido nunca uno y dudamos que realmente se le saque partido a la inversión si es que ya tenéis un microondas en casa. Además, solo sirven para calentar el agua, no debéis dejar nunca un biberón preparado con leche en un calientabiberones.

¡¡Añade el polvo y agita!!

Una vez que tengas el agua caliente en el biberón, añade los cacitos correspondientes al volumen que has preparado. Recuerda que los cacitos deben ser rasos, es decir, ni medios cacitos, ni colmados. Es muy importante que tengas en cuenta esta recomendación ya que, si preparas la leche en otra proporción, puede ser perjudicial para tu bebé.

Una vez los cacitos estén junto al agua caliente en el biberón, pon la tetina y ciérralo con la tapa. Si no haces esto, cuando lo agites, saldrá todo volando y lo pondrás todo perdido…. Agita bien el biberón para que la mezcla sea homogénea y no quede con grumosvoila!! Listo para tomar!!

Un truco: comprueba la temperatura del agua del biberón ANTES de echar los polvos. Esto te permitirá corregir la temperatura y no tener que estar esperando a que se enfríe la mezcla. Pero ojo, lo que no vale es tirar un poco de leche preparada y añadir más agua para que se temple, ya que estarías cambiando la proporción de agua-cacitos.

¿Qué cantidad de biberón le doy al niño?, ¿tengo que sacarle los gases?

La cantidad de leche que debes dar a tu hijo es aquella que le proporcione la energía suficiente para que crezca y se desarrolle adecuadamente.

Y dirás, «pero eso, ¿cuánto es?». Pues algo parecido le pasa a las mamás que dan el pecho, que realmente no saben lo que comen sus hijos y se tiene que fiar de que la ganancia de peso y el desarrollo sea adecuada.

Los pediatras, según el peso del niño, sabemos qué cantidad de volumen de leche debe tomar un niño. Sin embargo, son cantidades orientativas porque cada niño es un mundo.

Como norma general, puedes preparar una cantidad y cuando veas que se termina todos los biberones de esa medida, pases a la siguiente.

Por otro lado, los biberones, como el pecho, se deben dar a demanda. Lo que si es verdad es que los niños que toman biberón suelen coger un horario algo más fácil que los niños de pecho, pero esto no significa que tu hijo quiera hacer alguna toma antes de tiempo de lo que os tiene tiene acostumbrados, quiera dejarse un poco de lo que preparasteis o incluso comer más en una toma. Al final lo que importa es que a lo largo del día haya tomado una cantidad adecuada. Así que recuerda, el biberón también es a demanda.

Y volverás a pensar, «vale, yo le voy dando, ¿pero será sufiente?». Pues la respuesta es la misma. Habrá que tener paciencia y confiar en que las cosas están yendo bien, con el paso de las semanas o meses iras viendo si tu hijo crece de manera adecuada. Y ya sabes, si tienes dudas, acude a tu pediatra.

En cuanto a la postura, para darle el biberón al niño, busca una posición cómoda tanto para ti como para él. Las primeras veces te resultará complicado. Respeta su ritmo y dale su tiempo, no hace falta embutirle el biberón en 3 minutos para quitarte la tarea de encima….

Y respecto a los gases… Hay niños muy glotones que tragan aire cuando hacen una toma de biberón. Si tu bebé es uno de ellos, para que se quede más cómodo después de comer puedes «sacarles los gases». Para ello puedes sentártelo en las rodillas y ponértele en el hombro y darle unos golpecitos en la espalda de forma suave. Si no consigues que los eche pero está tranquilo despues de comer, no hace falta que insistas.

¿Qué tetina elijo?

Aquí entra el sentido común.

La mejor tetina que puedes usar es aquella que tenga un flujo lo suficientemente rápido para que la toma no se prolongue hasta el infinito pero sin que el bebé se atragante. Será cuestión de ensayo-error e ir probando cuál es la tetina que encaja mejor con tu hijo.

Ten en cuenta que cuando tu hijo crezca, tendrás que cambiar las tetinas para que el flujo sea más rápido dependiendo de la demandada del niño.

Y si me voy de casa, ¿cómo lo hago?

Aquí si que hay que tener un poco de planificación y logística antes de salir de casa.

Las mamás que dan el pecho lo llevan puesto, pero los padres que deciden dar biberón deben preparar bien las cosas antes de salir de casa para que no falte algo llegado el momento de dar la toma al niño. En caso de olvido, tendréis una visita garantizada a una farmacia o supermercado para comprar algo, que por otro lado ya tenéis en casa.

Lo más adecuado es preparar los biberones justo antes de cada toma siguiendo las recomendaciones que te hemos dicho más arriba. También puedes preparar varios biberones para más de una toma, pero lo que guardes debe estar en nevera, lo que no supone una solución en caso de que os hayáis ido de casa.

Lo que no se puede hacer es preparar un biberón y llevártelo caliente en un termo o dejarlo en un calentador hasta la siguiente toma, ya que en estos casos si que se corre el riesgo de que se contamine la leche y tu hijo se intoxique.

Lo que sí puedes hacer en estos casos es llevarte el agua caliente (solo el agua) en un termo y preparar la mezcla en el momento. Existen unos recipientes pequeños con un embudo en el que puedes añadir los cacitos que sabes que luego vas a usar y de esta forma no hace falta que te lleves todo el bote de leche en el bolso o la mochila.

Si por lo que fuera no te has podido llevar el agua caliente, siempre puedes pedir que te la calienten en algún restaurante. Como ultima medida en caso de que todo lo anterior falle, puedes preparar un biberón con agua del tiempo, lo malo es que a veces quedan grumos y, a muchos bebés, no les gusta.


Esperamos que después de leer este texto te hayan quedado los conceptos claros de lo que necesitas para dar de comer a tu hijo con una fórmula artificial y con biberón. A modo de resumen, ten en cuentas estas cosas:

  1. Elige el tipo de leche.
  2. Añade el agua al biberón.
  3. Calienta el agua (mejor tibia que muy caliente).
  4. Añade los cacitos según la regla de “un cacito por cada 30 ml”.
  5. Agita bien.
  6. Al acabar, limpia bien el biberón con agua y jabón.

El copyright de cabecera de este post pertenece a Jérôme Deco bajo una licencia CC BY 2.0.

Prematuridad, ¿qué significa que un bebé nazca antes de tiempo?

En las últimas semanas hemos leído en la prensa muchos artículos sobre qué significa ser un bebé prematuro y, aunque la gran mayoría de ellos están bien planteados y los datos que utilizan son correctos, no dejan de estar escritos por un periodista que nunca ha trabajado en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales y, por tanto, no conocen de primera mano lo que es el día a día de cada uno de estos niños o el miedo que viven sus familiares durante el ingreso hospitalario.

La tasa de prematuridad en España ronda 7,5%, una de las más bajas de la zona europea y muy por debajo de la estadounidense que se sitúa en el 12,5%. Si tenemos en cuenta que en España hubo cerca de 400.000 partos en 2017, eso significa que nacieron en torno a 30.000 niños prematuros. Estás cifras deben poner en valor la magnitud del tema sobre el que escribimos hoy.

En este post hemos querido hacer un resumen de lo que significa la prematuridad y cuáles son las enfermedades más frecuentes que padecen estos niños de tal forma que sea accesible para alguien que no sea médico. Ya sea porque has llegado a este texto por curiosidad o porque has tenido un hijo prematuro, seguro que te resulta interesante.

¿Cuándo se puede decir que un bebé es prematuro?

Un embarazo dura de media 280 días o lo que es lo mismo, 40 semanas. Sin embargo, se considera que el embarazo es a término si el bebé nace entre la semana 37 y la 41+6 de gestación (+6 días significa que son 41 semanas y 6 días).

Por el contrario, los niños nacidos antes de la semana 37 se les considera pretérmino o prematuros y a aquellos que lo hacen por encima de la semana 42, postérmino.

Si nos centramos en los niños prematuros, consideramos prematuros extremos a aquellos nacido por debajo de la semana 27, muy prematuros entre la 28 y la 32 y moderadamente prematuros a aquellos que lo hicieron por encima de la semana 32. Se reserva el término prematuro tardío a los nacidos entre la semana 34 y 37 (ya que este grupo, aunque puede sufrir algunas complicaciones, son menos habituales las que pueden condicionar el resto de su vida). Estas distinciones son importantes porque la mortalidad del niño al nacer y las secuelas son mayores cuanto más prematuro sea un bebé.

Como ya te habrás dado cuenta, los médicos no nos referimos a estos niños como seismesinos, sietemesinos… términos muy empleados en la sociedad. Esto es debido a que el pronóstico de estos niños varía mucho de semana en semana por lo que hablar de mes en mes no tiene mucho sentido.

Pero no todo es la edad gestacional ya que no es lo mismo nacer de 34 semanas pesando 2.500 gr que 1.200 gr o de 26 semanas con 800 gr que con 450 gr. A este respecto, los niños nacidos con menos de 1.500 gramos de peso se les considera de muy bajo peso al nacer, otro de los condicionantes para una evolución menos favorable independientemente de la edad gestacional.

Teniendo en cuenta la edad con la que nace un prematuro y su peso, si no ocurren grandes complicaciones, podemos estimar cuánto tiempo requerirán de ingreso antes de poder irse a casa. Si tenemos en cuenta que el alta suele ocurrir cuando llegan a una edad corregida de 38 semanas, basta con hacer la cuenta. Por ejemplo, un prematuro de 28 semanas estará ingresado entre 2 y 3 meses, uno de 24 semanas entre 4 y 5 meses y uno de 34 semanas aproximadamente un mes.

¿Cuál es el límite inferior para decidir reanimar al bebé?

Otro dato importante es conocer a partir de qué semana de gestación los niños son «viables», es decir, que tengan probabilidad de sobrevivir con unas secuelas aceptables. En España, la gran mayoría de los autores coincide en que por encima de la semana 25 de gestación (en torno a los 6 meses de gestación) los niños prematuros deben ser reanimados debido a la alta tasa de supervivencia y la relativa baja probabilidad de secuelas. Sin embargo, entre la semana 23 y 24 existe una sombra gris en la que la mortalidad se dispara y, en caso de que los niños sobrevivan, lo harán con importantes secuelas. En estos casos, los mismos autores coinciden en que está justificado proponer a los padres una conducta no activa y decidir con ellos las medidas a llevar a cabo. Además, el peso siempre será un limitante de la actuación. En caso de un peso estimado inferior a 400 gramos la viabilidad del niño suele verse comprometida.

Os preguntareis porqué ese límite en las 23 semanas y/o los 400 gramos. Por desgracia, la medicina no ha evolucionado lo suficiente como para sacar adelante a esos niños con una calidad de vida adecuada, de ahí que se haya puesto ese límite en este momento.

¿Cuáles son las causas de prematuridad?

Conocer la causa de la prematuridad del bebé es importante porque dependiendo de ésta, el bebé puede necesitar una serie de medidas especiales.

En general se clasifican en tres grandes grupos. El primero de ellos es por «causa materna» y agruparía aquellas condiciones previas al embarazo que condicionan el parto prematuro. Algunos ejemplos son enfermedades crónicas en la madre, madres con edad mayor a 35 o inferiores a 17 años, exceso de ejercicio físico o estrés durante el embarazo. Un segundo grupo serían debidas a «causa fetal», como son las malformaciones congénitas o muchos síndromes. Y por último, las «derivadas del propio embarazo», que por cierto, son las más frecuentes. En este último grupo se encuentran enfermedades como la diabetes gestacional o la preclampsia, los embarazos múltiples o las infecciones del útero materno. Esta última condición, conocida como coriamnionitis, es responsable de la gran mayoría de los partos prematuros en los que no se encuentra otra causa clara.

¿A qué se enfrenta un bebé prematuro al nacer?

Los riesgos a los que se enfrenta un bebé al nacer prematuro son muchos, desde que fallezca hasta que tenga complicaciones que condicionen el resto de su vida. Esto se debe a que toda la maduración que tiene que hacer un recién nacido prematuro (ya sea por unos días o por muchos meses) lo va a hacer fuera de donde la naturaleza ha diseñado que tiene que ser, es decir, en el útero materno. Por ello intentamos realizar lo que se conoce como CDC, Cuidados Centrados en el Desarrollo, protegiéndoles del ruido y la luz, favoreciendo el contacto materno mediante el método canguro, etc.

Esa maduración que le falta al prematuro la debe hacer en unas condiciones que los médicos tratamos que sean lo más parecidas posibles al vientre materno, pero que por desgracia distan mucho de serlo. Esto provoca que ese desarrollo de órganos sea muy diferente a lo que ocurre dentro del útero materno. Toda esa alteración de la maduración puede afectar al cerebro, el corazón, los pulmones, los riñones, los ojos, el intestino… y condicionar muchos cuidados especiales a lo largo de su vida.

Pero como ya hemos apuntado más arriba, no es lo mismo nacer con 35 semanas (los cuales no suelen requerir ingreso hospitalario ni presentar grandes complicaciones a corto o largo plazo) que con 25 (en los que un ingreso en una unidad de cuidados intensivos neonatales está garantizado), ya que cuanto más prematuro sea un niño más probabilidad de complicaciones tendrá.

Además, a toda esa «alteración» de maduración que se produce al nacer de forma prematura hay que añadir una serie de riesgo derivados de la propia atención médica como son las infecciones nosocomiales (las que se producen por el propio acto médico), el daño producido por el oxígeno que, aún siendo necesario, les administramos, recibir nutrición parenteral, accesos venosos… que en muchos casos son una gran parte del problema de los partos prematuros.

¿Y cuántos bebés prematuros sobreviven?

La tasa de superveniencia global de un prematuro es muy alta debido a que la mayoría de los niños que nacen prematuros lo hacen por encima de la semana 28 de gestación. Sin embargo, estas cifras varían enormemente por debajo de esta edad gestacional. La mortalidad global de la prematuridad alcanza el 19%. Esto se debe a que la mitad de los niños nacidos antes de la semana 25 fallecen en su evolución. Sin embargo, la mortalidad mejora sustancialmente a partir de la semana 28, la cuál desciende por debajo del 10%, hasta hacerse inferior al 1% por encima de la semana 32.

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En estas gráficas se puede observar la mortalidad de los niños prematuros según su edad gestacional (Fuente: Informe de mortalidad y causa de muerte por edad gestacional, comisión de mortalidad y grupos de GEN Año 2010)

¿Qué porcentaje de bebés prematuros sobrevive con discapacidad?

Además de la supervivencia, la otra gran preocupación de los padres cuando tienen un niño prematuro es el grado de discapacidad que tendrá en un futuro, ya que esto es lo que va a condicionar cómo será su vida una vez que sea dado de alta del hospital.

De entre todas las enfermedades a las que se enfrentan estos bebés, la discapacidad neurológica es la más importante, la gran mayoría de las veces manifestada como parálisis cerebral, la cual provoca un déficit motor y, en muchos casos, asociado a un déficit intelectual, ya que es el mayor condicionante para el grado de dependencia que desarrollarán a medida que crezcan.

Al igual que pasaba con la mortalidad, a menor edad gestacional, más probabilidades de padecer una discapacidad neurológica. Como ya explicamos en un punto anterior, esto se debe a que la maduración final del cerebro del bebé prematuro ocurrirá en una condiciones que nos son las óptimas para ello junto con otros eventos propios de la prematuridad, como son el sangrando intracraneal y los infartos cerebrales. En general, las lesiones que condicionan esa discapacidad son muy frecuentes cuando un niño nace por debajo de la semana 28 de gestación. De manera global, la parálisis cerebral tiene una incidencia de 2-3 por cada 1.000 recién nacidos vivos y se dispara a 40-100 por cada 1.000 recién nacidos pretérminos extremos o muy bajo peso. De hecho, se presenta en 82 de cada 1.000 prematuros nacidos por debajo de la semana 28 y en 43 de aquellos que lo hacen entre la semana 28 y 31. Por debajo de esta edad gestacional, menos de 27 semanas, se dispara a más de 100 por cada 1.000 nacidos y más de 200 por cada 1.000 en los que nacen por debajo de la semana con 24. Además, si nos fijamos en el peso, 50 de de cada 1.000 niños nacidos con menos de 1.000gr de peso la acabarán desarrollando.

Uno de los grandes retos al que nos enfrentamos los neonatólogos con estos niños y que los padres a menudo demandan es predecir el grado de daño neurológico que va a presentar ese niño en el futuro. Sin embargo, a veces es difícil dar una respuesta concreta ya que el desarrollo cerebral continúa hasta bien entrada la infancia y, por tanto, saber lo que va a ocurrir en 1 o 2 años se convierte en algo difícil. Como bien sabéis, un bebe recién nacido ni se sienta solo, ni camina, ni habla, ni come con un tenedor… es decir, su desarrollo neurológico no está completado al nacer. En algunos niños prematuros sabremos que su desarrollo neurológico no va a ser completo ya que desde el principio hemos observado alguna lesión que puede predecir que presentará daño neurológico futuro sin poder predecir cuánto, pero en otros, deberemos dejar pasar del tiempo e ir viendo como realizan el desarrollo neurológico para poder afirmar con certeza el grado de afectación que van a presentar en caso de que finalmente ocurra. En este punto, el neurólogo infantil es de suma importancia ya que irá observando el desarrollo del niño para que, en cuanto detecte una ligera alteración, derivar al paciente a rehabilitación y atención temprana. La atención temprana además será recomendable en general para todos los niños por debajo de las 32 semanas de edad gestacional al nacer.

Otras enfermedades asociadas a la prematuridad

Además de la discapacidad neurológica, cuando un bebé nace antes de tiempo se enfrenta a una serie de enfermedades que pueden ocurrir tanto en su evolución en el hospital como una vez que es dado de alta. Al igual que pasaba con la mortalidad y la discapacidad neurológica, será más frecuente que aparezcan cuanto más prematuro sea el niño.

  • Sistema respiratorio: el pulmón termina su maduración tarde dentro del útero materno, en torno a la semana 36. Este hecho provoca que la gran mayoría de los niños prematuros nazcan con cierto grado de «enfermedad respiratoria». Muchos de ellos precisan de asistencia respiratoria con ventilación mecánica invasiva. A pesar de los esfuerzo médicos, algunos acaban desarrollando lo que se conoce como displasia broncopulmonar, enfermedad respiratoria que padecen algunos niños prematuros dependientes de oxígeno durante los primeros meses y/o años de vida y que condiciona hiperreactividad bronquial importante en los primeros años de vida.
  • Sistema circulatorio: tras el nacimiento de un bebé, el sistema circulatorio debe adaptarse a un ambiente nuevo: el niño pasa de estar en el líquido amniótico, donde su «pulmón» era la placenta, a respirar por sí mismo. Para ello, el corazón debe adaptarse cerrando una serie de conductos cercanos al corazón que permitían que la sangre se oxigenara sin pasar por los pulmones. En algunos niños prematuros esto no ocurre dando lugar a lo que se conoce como ductus arterioso persistente. En ocasiones puede tratarse con medicación pero en otras debe ser cerrado mediante cirugía.
  • Sistema digestivo/nutricional: los recién nacidos pretérmino no desarrollan la succión-deglución hasta la semana 34-35 de edad gestacional y precisan muchas veces ser alimentados por una sonda que llega hasta el estómago, y a menor edad gestacional mayor número inicial de días de alimentación parenteral. Además, todos los niños prematuros están en riesgo de desnutrición ya que requieren mayor numero de calorías que un recién nacido a término para mantener una adecuada velocidad de crecimiento. Para ello es fundamental un abordaje nutricional que permita un desarrollo corporal adecuado que conllevará un mejor neurodesarrollo. Muchos niños deben recibir nutrición parenteral hasta que se realice la transición a alimentación oral por sonda nasogástrica con leche materna fortificada o con fórmulas especialmente preparadas para los recién nacidos y posteriormente por boca. El empleo de leche materna previene la enterocolitis necrotizante, enfermedad del tubo digestivo típica de los recién nacidos pretérminos que ensombrece el pronóstico y en muchas ocasiones requiere cirugía.
  • Sistema hematológico: debido al nacimiento prematuro, estos bebés disponen de pocas reservas de hierro y junto a las múltiples extracciones sanguíneas que requieren estos niños, condiciona anemia y, en muchas ocasiones, necesitan  transfusiones sanguíneas. Los protocolos actuales intentan paliar esta anemia administrando hierro oral a todos los niños prematuros hasta al menos la diversificación alimentaria (6 meses de vida de edad corregida).
  • Retinopatía: nacer antes de tiempo puede condicionar que la vasculatura retiniana se forme de manera inadecuada provocando un desprendimiento de retina y finalmente algún grado de ceguera en el niño prematuro. Los protocolos actuales contemplan revisiones frecuentes de estos niños y el tratamiento con láser antes de que la enfermedad evolucione a un estado irreversible.

Por último, pero no menos importante, debido a que un niño prematuro requerirá de su manejo en una unidad neonatal en donde se realizarán manipulaciones para extracciones sanguíneas, ventilación mecánica o el mero hecho de estar ingresados en el hospital, condiciona un mayor riesgo de que estos niños sufran alguna infección de origen hospitalario. Además, su sistema inmune estará menos desarrollado que el de un niño nacido a término, por lo que el pronóstico de estas infecciones habrá que tomárselo siempre con cautela.

Y cuando me dan de alta, ¿qué?

Cuando un niño prematuro se va de alta del hospital es porque los cuidados que estaba recibiendo ya no son necesarios o, al menos, pueden continuarse en domicilio a cargo de sus padres.

Como ya hemos dicho, el alta suele ocurrir en torno a la semana 38 de edad gestacional corregida y/o con más de 2.000gr de peso.

El camino que debe recorrer el niño prematuro durante el resto de su infancia es largo. Con suerte, no habrá sufrido ninguna complicación y bastará con hacer un seguimiento desde consulta para comprobar que el crecimiento y el desarrollo neurológico es el adecuado. Por el contrario, en niños muy prematuros, requerirán de cuidados habituales por parte de sus padres así como visitas frecuentes a diversos especialistas infantiles.

Sin embargo, cada bebé prematuro es un mundo. Así que, no anticipemos sobre qué va a necesitar éste o aquél y esperemos que vayan ocurriendo las cosas para, en ese momento, decidir hacer una intervención.


En resumen, aquellos niños que nacen antes de tiempo deben completar la maduración que han dejado de hacer en el útero materno. Realizar esa maduración en un lugar distinto condiciona una serie de alteraciones que, en mucho casos, se traducen en enfermedades. Dependiendo del grado de prematuridad con el que nazca cada niño, estas enfermedades podrán ocurrir más frecuentemente o incluso, en aquellos niños que nacen por encima de la semana 34, en muchas ocasiones no llegan a presentarse. El cuidado de estos niños requerirá un esfuerzo inmenso tanto por parte de los médicos pediatras como de sus padres, intentando que la calidad de vida futura se acerque lo máximo posible a la de un niño sin ninguna enfermedad.

El copyright de la imagen de cabecera del post pertenece a Unicef Ethiopia bajo una licencia CC BY-NC-ND 2.0.

¿Estará sordo mi bebé?, la prueba de los oídos del recién nacido

En este blog ya os hemos hablado de las pruebas del talón, uno de los procedimientos que se realizan en los recién nacido cuando nacen para descartar una serie de enfermedades. La que nos ocupa hoy y a la que vamos a dedicar este post es al cribado auditivo neonatal, prueba diseñada para detectar a aquellos bebés que no oyen.

Según datos de la Asociación Española de Pediatría, 5 de cada 1.000 recién nacidos vivos presenta algún grado de sordera, estando el 80% de los casos presente al nacimiento.

Un niño que no oye es incapaz de aprender a hablar, por ello, la detección precoz de esos niños es fundamental para poder llevar a cabo las pruebas diagnósticas y el tratamiento adecuado que permita que en un futuro desarrollen una adecuada comunicación oral adecuada.

Para dar respuesta a esta necesidad, desde hace ya muchos años, se realiza una prueba mientras los niños están ingresados en el hospital para detectar aquellos que no oyen y derivarles al otorrinolaringólogo.

¿En qué consiste la prueba?

Como ya hemos dicho, lo habitual es que el cribado auditivo se realice durante esas 48-72 horas en las que bebé y mamá están ingresados en el hospital. Si por cualquier motivo no se pudiera hacer durante el ingreso, debería realizarse al menos antes del mes de vida del crío.

En la actualidad, la gran mayoría de las maternidades utilizan como prueba de cribado los potenciales auditivos evocados del tronco cerebral automatizados (PAETC-a). Esta prueba evalúa que el sonido que emiten unos «auriculares» que se colocan al recién nacido es registrada por el tronco cerebral, y por tanto se da por hecho que cualquier sonido que pudiera escuchar el recién nacido es registrado por el cerebro.

Esta prueba tiene una gran fiabilidad y se considera que no hay «falsos positivos», es decir, que si vuestro hijo supera la prueba, podéis estar tranquilos porque vuestro hijo oye.

Los PAETC-a es una prueba sencilla, que no causa dolor ni ningún otro efecto en el recién nacido. Para realizarla, el personal encargado colocará unos «auriculares» al recién nacido en las orejas y una serie de cables y pegatinas (en el hombro, la espalda y la frente) para registrar esa actividad que os mencionábamos.

En estas imágenes de arriba podéis observar como es la maquina que se utiliza para hacer la prueba. Tanto las pegatinas como los «auriculares» son desechables y no se reutilizan para otros niños.

Interpretación de resultados

Esta prueba solo nos informa de si el sonido que emiten los «auriculares» llega al cerebro. Por eso, el resultado de la prueba es «PASA» o «NO PASA». Con alguna de las máquinas empleadas puede que el resultado se exponga como «OK» o «DERIVAR». En este caso, OK sería que pasa la prueba y DERIVAR que no la pasa.

¿Pero qué significan realmente estos resultados? Cuando una prueba PASA (o sale OK) significa que el niño oye, y por tanto no hay que hacer más pruebas debido a la gran fiabilidad de la prueba.

Pero lo que realmente preocupa a los padres es cuando la prueba NO PASA o sale a derivar. Esto significa que la maquina no ha conseguido detectar en el cerebro el sonido que emiten los «auriculares». Pero ojo, esto no quiere decir que el niño sea sordo. Hay muchas circunstancias en las que el resultado de la prueba puede salir alterado pero por otras circunstancias distintas a que el niño no oiga, por ejemplo, cuando todavía queda algo de líquido amniótico en el oído o simplemente porque haya mucho ruido ambiental que no permite hacer la prueba correctamente.

En estos casos la prueba se suele repetir al día siguiente antes de que el bebé se vaya de alta y en el caso de que persista alterada se le remite a consulta para repetirla.

Segunda fase del cribado auditivo

A aquellos niños en los que la prueba ha salido alterada se les remite a la consulta del otorrino. El tiempo para hacerlo no debe superar los tres meses de vida. Con esto queremos decir que no hace falta ir corriendo a la semana siguiente del alta a repetir la prueba.

La gran mayoría de esos niños que tiene la prueba alterada al nacer, cuando se repite al mes o dos meses de vida suele ser normal. Con esto finaliza en ellos el cribado auditivo porque se considera que oyen con normalidad y en ellos no hay que hacer más pruebas.

En el caso de que la prueba vuelva a fallar entrarían en una tercera fase para confirmar el diagnóstico con otro tipo de pruebas más específicas y poder hacer una clasificación del tipo de sordera, que al fin y al cabo es lo que va a permitir poner un tratamiento u otro.

Niños con factores de riesgo

Existe un pequeño grupo de niños que, a pesar de haber tenido una prueba de cribado auditivo normal, se recomienda que se les repita el cribado antes de los tres meses de vida por existir una serie de factores de riesgo de que desarrollen lo que se llama «hipoacusia tardía». Estos factores de riesgo son

  • Antecedentes de hipoxia perinatal.
  • Antecedentes familiares de sordera neurosensorial o de causa no filiada.
  • Síndromes asociados a hipoacusia.
  • Infecciones del grupo TORCH durante el embarazo.

En este link podeis encontrar el documento informativo para padres que entrega la Comunidad de Madrid sobre el Cribado Auditivo cuando nace un niño.

Y en este otro link podéis acceder a la página de la CODEPEH, de la Confederación Española de Familias de Personas Sordas.

El copyright de las fotos empleadas en este post pertenece a Dos Pediatras en Casa y no se permite su reproducción.

¿Influyen mis emociones al bebé durante el embarazo?

No es raro escuchar en boca de mucha gente frases como «habla con tu bebé, aunque esté dentro de la tripa de escucha» o «tu estado emocional durante el embarazo puede influir en el desarrollo de tu hijo». pero, ¿cuánto de cierto hay en ellas?.

Estas afirmaciones podrían tener sentido ya que el feto se trata de un ser vivo en formación con la capacidad de sentir y percibir ciertos estímulos incluso semanas antes del nacimiento. No en vano, los recién nacidos prematuros sienten dolor cuando se les extrae una analítica o se tranquilizan al hacer canguro con sus padres aunque hubieran nacido varios meses antes de lo que les tocaba. Esto pone de manifiesto que los fetos perciben de alguna forma los estímulos que reciben dentro del vientre de sus madres.

Pero no solo son sensibles a estímulos como un sonido fuerte o un golpecito en la tripa. Todo lo que les rodea dentro de útero materno es capaz de dar lugar a un cambio en el futuro ser. En esta línea podemos leer en la web de la Asociación Española de Psicología Perinatal que «todo lo que ocurre en el embarazo, parto y postparto influye en la vida de las personas», debido a la adaptabilidad que presenta el cerebro a los cambios en el entorno que les rodea, incluso desde antes del nacimiento.

Desde hace ya muchos años existe un gran interés en estudiar el desarrollo humano invirtiéndose en él grandes esfuerzos científicos. Con ello, se busca fomentar una buena salud, además de prevenir la enfermedad, tanto en el ámbito de la medicina como en el de la psicología. En este último, ha sido hace pocos años cuando los estudios han ampliado su foco de observación y análisis a cómo la predisposición genética de cada uno se ve afectados por factores ambientales antes del nacimiento. En este contexto surge la llamada psicología gestacional y perinatal, aquella que se interesa por todos los aspectos psicoafectivos relacionados con la concepción, el embarazo, el parto, el postparto y la crianza temprana.

A nosotros, tanto como padres como pediatras que estamos frecuentemente en contacto con futuras madres, este tema siempre nos ha resultado muy interesante. Pero como sabéis, no nos gusta escribir o publicar en este blog temas en los que no somos especialistas y carecemos de las herramientas para poder hacer una búsqueda de información en condiciones. Por fortuna, la hermana de Elena, Cristina Blanco Iglesias, es psicóloga y se ofreció a preparar un texto para conocer cuánto de cierto hay en eso de «mi bebé me siente desde antes de nacer» y cómo pueden influir las emociones en la relación de una madre embarazada con su futuro niño. Esperamos que os guste.


El embarazo, punto de partida en la relación madre-hijo

El embarazo es el punto de partida de un proceso de adaptación psicológica y emocional en el que las personas comienzan la construcción de una nueva identidad, como futuras madres o futuros padres. Son 9 meses en los que imaginan, reflexionan, se proyectan diciendo y haciendo, cambian actitudes… Y con una naturalidad que, a veces, queda inadvertida, también experimentan cambios en sus emociones. Sienten alegría, miedo, ilusión, preocupación, amor, desconcierto -entre otras muchas cosas- de una forma nueva y en relación con un futuro ser que, sin conocerlo, ya forma parte de sus vidas.

La idea de que la mente y el cuerpo están conectados -y que el equilibrio entre ambas partes es fundamental- ha de estar especialmente presente durante todo el embarazo. Si la madre se siente bien, es decir, si su estado físico y mental es bueno, sus relaciones son positivas y su entorno resulta favorable, es fácil deducir que el feto se verá favorecido por ello.

Por ello, se recomienda que durante el embarazo se preste una atención especial a cuestiones tan importantes como la alimentación, la actividad física y el descanso. Asimismo, cada vez es más frecuente que estas recomendaciones vayan acompañadas de un cuidado del estado emocional de las futuras mamás, y de un control de su nivel de activación, de tal manera que se reduzcan al máximo las situaciones estresantes.

El estrés materno influye en el feto

Cuando las personas nos vemos ante situaciones que sentimos que nos sobrepasan -a nivel físico, emocional, o ambas- nuestro cuerpo libera entre otras una sustancia llamada cortisol. Esta sustancia es conocida como la hormona del estrés y su función es llevar al cuerpo a un estado de activación que nos ayude a enfrentarnos a esas situaciones estresantes. Sin embargo, es sabido que unos niveles en sangre demasiado altos de esta hormona, o durante periodos prolongados, puede llegar a ser nociva para el organismo que lo produce.

Vivette Glover es una reputada psicobióloga perinatal, una de las más importantes investigadoras contemporáneas en este campo. Tras diversos estudios científicos, afirma de manera sólida que “el modo en que un feto se desarrolla en el útero afecta al futuro niño durante toda la vida».  Uno de los pilares sobre los que se sustenta esta afirmación son sus investigaciones sobre los niveles de cortisol maternos, producidos en respuesta al estado emocional y físico de la madre durante el embarazo. En sus estudios ha llegado a asociar los niveles de cortisol presentes en la placenta con alteraciones en la capacidad de aprendizaje durante la infancia junto a otras dificultades y trastornos psicoafectivos (link), extendiendo también la asociación a la relación de apego entre la madre y su bebé (link). Esta experta tiene frases tan contundentes como que «se ha visto que cuanto más alto es el nivel de cortisol en el líquido amniótico que rodea al bebé, más bajo es el coeficiente intelectual del futuro niño. Es una prueba de que los niveles altos de cortisol afectan al cerebro en formación y, por ende, a la capacidad de aprendizaje».

Un campo todavía por explorar

Hoy por hoy, se siguen llevando a cabo investigaciones que puedan determinar de qué manera y en qué medida esto ocurre.

Un ejemplo de ello es el estudio de la relación de pareja y el impacto que tiene ésta para el feto durante el periodo gestacional (link). En este sentido se ha demostrado que el apoyo paterno durante el embarazo –o falta de él- influye directamente en el bienestar físico y mental de la madre, y por tanto en el del futuro bebé.

En este sentido se están desarrollando multitud de estudios que buscan asociar una situación concreta que ocurre durante el embarazo con posibles alteraciones en el futuro bebé. Ejemplos de ello serían la forma y el estrés en la que el parto se produce (link) o los efectos del estrés derivado de la dedicación laboral de las mujeres profesionales embarazadas (link, link, link). La Dra. Glover apunta a la necesidad de continuar investigando para permitir elevar conclusiones suficientemente contrastadas, de manera que sean tenidas en cuenta a la hora de diseñar e implementar procedimientos y protocolos de atención integral a las mujeres y sus bebés durante el embarazo.

¿Y qué podemos hacer nosotras que estamos embarazadas?

Seguro que habéis escuchado en varias ocasiones que ponerle música al feto es bueno; hay estudios que así lo apuntan (link). ¿Pero habéis pensado alguna vez que besar y abrazar la barriga de la madre también puede serlo?

En este sentido, la Vivette Glover ha llegado a afirmar que «hoy en día existen muchas pruebas, muchas investigaciones que demuestran que el modo en que el bebé se desarrolla en el útero afecta al niño durante toda la vida. Y la manera en que el bebé se desarrolla en éste depende del estado de la madre, de su alimentación y de sus emociones» y que » la ansiedad sufrida durante el embarazo duplica el riesgo de que el niño padezca ansiedad o trastornos de conducta durante la infancia».

Somos muchos los profesionales de la psicología que pensamos que el estrés puede llegar a tener un efecto negativo sobre el desarrollo neurológico del feto. Si por el contrario, le exponemos a estados relajados y a emociones positivas muy probablemente podremos evitarlo. Es una más de esas pequeñas acciones que madres y padres podéis llevar a cabo antes del nacimiento de vuestras hijos, que además de generar bienestar, contribuirá a construir los cimientos de una relación positiva entre vosotros.

«Hablad y acariciad a vuestros hijos con amor y tranquilidad, incluso antes del nacimiento»

Si os ha interesado este tema, os recomendamos ver la entrevista llevada a cabo por Eduardo Punset a Vivette Glover, en el programa REDES (2012).


Tambien podeis consutlar los siguientes recuersos:

El colecho, ¿es seguro para mi bebé?: entrevista en Madresfera

El colecho es una opción que cada vez eligen más p/madres para dormir por la noche junto a sus hijos. En este blog ya hemos hablado de ello desde el punto de vista de la seguridad al practicarlo y su relación con el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. Además, hemos vuelto a participar en el podcast #buenosdíasMadresfera de Madresfera para hablar del tema y solucionar dudas. Solo pudo estar presente Gonzalo debido a la reciente maternidad de Elena, que se quedó en la cama apurando las horas de una estupenda noche de lactancia materna.

Podéis escucharlo dándole al play en el reproductor.

Ir a descargar.

O si prefieres escucharlo con video, aquí lo tienes en YouTube.

Disfrutad!!

La prueba del talón

Tras el nacimiento de un recién nacido, durante el ingreso en el hospital, se llevan a cabo una serie de pruebas que tratan de detectar enfermedades que podrían condicionar la salud del niño tanto a corto como a largo plazo. De esta forma se continúa con el trabajo que realizaron los ginecólogos durante el embarazo en busca de posibles alteraciones en el futuro bebé.

Sin embargo, ciertas alteraciones no son detectables dentro de la tripa de las futuras mamás y requieren del estudio en el niño una vez que ha nacido. Por ejemplo, un pediatra debe explorar a todo recién nacido tras las primeras horas de vida para confirmar que la adaptación a la vida extrauterina ha sido adecuada y no presenta ninguna alteración física destacable. Dentro de estas medidas preventivas, también se administra vitamina K para prevenir la enfermedad hemorrágica del recién nacido y una pomada ocular con antibiótico para prevenir la conjuntivitis neonatal.

Entre esas acciones que buscan la detección precoz de enfermedades, dos de ellas tiene especial importancia y se conocen como pruebas de screening. Por un lado, el cribado auditivo neonatal, que permitirá saber si el recién nacido presenta algún tipo de sordera, y por otro, el cribado neonatal para enfermedades endrocrino-metabólicas, que comúnmente se conocen como Prueba del talón. En este post hablaremos de esta última.

¿Qué tipo de enfermedades busca esta prueba?

La prueba del talón es una prueba de screening, es decir, trata de encontrar en un grupo de niños aparentemente sanos, algunos que podrían tener una enfermedad en concreto. Esta prueba no busca todas las enfermedades conocidas, solo unas cuántas (bastantes) pero que deben cumplir una serie de requisitos:

  • Debe ser una enfermedad que si no se detecta a tiempo puede causar la muerte o graves lesiones físicas y/o mentales de la que se conoce la evolución esperada sin tratamiento. Debe existir un periodo de latencia entre el nacimiento y el desarrollo de síntomas.
  • El diagnóstico precoz de la enfermedad debe ser coste/efectivo, es decir, que sea más rentable la prueba de cribado y las intervenciones derivadas que esperar a que el paciente tenga síntomas.
  • La prueba de cribado debe ser simple, segura, valida, fiable y eficiente. Además, debe ser aceptada por la población diana.
  • Debe existir un tratamiento curativo, al menos parcialmente, asequible y fácil de aplicar que realmente merezca la pena aplicar antes de que el niño presente síntomas.
  • La enfermedad debe ser relativamente frecuente (al menos 1 entre cada 15.000 recién nacidos) y la prueba debe aplicarse al mayor número de recién nacidos posible, idealmente a todos para que el programa sea realmente eficaz.

En resumen, son enfermedades que al nacer el niño no se pueden diagnosticar hasta pasado un tiempo (a veces días, otras veces años…) pero que con una intervención y/o tratamiento precoz antes de que produzcan síntomas se puede cambiar de forma muy importante el pronóstico de dicha enfermedad.

¿Qué enfermedades concretas detecta?

Desde el inicio de este programa de cribado, el numero de enfermedades que detecta la prueba ha ido creciendo. Desde el año 2013, en todas las comunidades autónomas se debe realizar el diagnóstico de al menos siete:

  • Hipotiroidismo congénito
  • Fenilcetonuria
  • Fibrosis quística
  • Deficiencia de acil coenzima A deshidrogenada de cadena media (MCADD)
  • Deficiencia de 3-hidroxi acil-CoA deshidrogenasa de cadena larga (LCHADD)
  • Acidemia glutárica tipo I (GA-I)
  • Anemia falciforme.

Sin embargo, dependiendo de la comunidad autónoma donde vivas, puede que en tu hijo se realice el cribado de más enfermedades, por ejemplo en Madrid se detectan diecinueve.

Estas fotos de arriba corresponden a los cartones de recogida de muestras de la Comunidad de Madrid.

¿En qué consiste la prueba?

Si coloquialmente se la llama «prueba del talón» por algo será, ¿no?.

Esta prueba utiliza una pequeña muestra de sangre extraída tras una incisión con una lanceta en el talón para detectar la presencia en sangre de un marcador de las enfermedades antes mencionadas en un laboratorio especializado.

Para ello, se depositan en un papel absorbente unas pocas gotas de sangre que se remitirá al laboratorio antes mencionado. El talón no debe apoyar en el cartón y la gota de sangre debe caer sobre el mismo. La toma de la muestra se realiza a las 48 horas de vida del recién nacido. Recordad que es muy importante que rellenéis bien los datos en el cartón para luego poder recibir los resultados.

En esta secuencia de imágenes podéis ver cómo es el procedimiento completo.

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Es importante que la prueba se intente realizar mientras el niño está enganchado al pecho de la madre ya que le sirve como analgesia y no suele quejarse en exceso. En caso de niños que no reciban lactancia materna, se les puede ofrecer la succión no nutritiva de un chupete.

Para aquellos que estéis preocupados por la pruebas, tenéis que saber que se realiza a millones de niños en todo el mundo a diario sin que presente grandes complicaciones.

En las siguientes fotos puede verse el aspecto del cartón con la sangre una vez impregnada.

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¿Cómo reciben los padres los resultados?

Como hemos dicho, los laboratorios especializados realizan el estudio de las muestras enviadas. En le caso de que el resultado sea normal, se envía a los padres por correo ordinario el resultado de los análisis.

En el caso de que se detecte alguna alteración, en la gran mayoría de los casos no significa que el niño tenga la enfermedad en concreto, sino que se necesitan más pruebas para establecer el diagnóstico definitivo. En estos casos, el laboratorio contactará por vía telefónica con los padres para indicarles a dónde acudir para la extracción de una nueva muestra y poder establecer  un diagnóstico definitivo e iniciar un tratamiento precoz. Puede ocurrir que finalmente no se confirme la enfermedad, denominándose entonces como un «falso positivo».

En el caso de que la muestra fuera insuficiente para su análisis o los resultados iniciales fueran dudosos, también se informaría a los padres para una nueva extracción.

Supuestamente no existen «falsos negativos» con este tipo de pruebas, por lo que si recibes la carta y pone que tu hijo no presenta la enfermedad puedes quedarte muy tranquila porque es casi imposible que la prueba falle.

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Ejemplo de pruebas metabólicas normales en la Comunidad de Madrid

Un poquito de historia

Y para acabar, un poco de historia sobre esta prueba y su recorrido con el paso de los años..

El cribado neonatal de las enfermedades endrocrino-metabólicas no es algo nuevo. En nuestro país, en el año 1967, el Doctor en Farmacia Don Federico Mayor Zaragoza inició en Granada lo que en el año 1978 cuajaría en el llamado «Plan Nacional de Prevención de la Subnormalidad Infantil«. Entre las medidas que se proponían figuraba el establecimiento de una red técnica que permitiera la detección precoz de alteraciones metabólicas en el recién nacido. Las primeras enfermedades que se estudiaron fueron la fenilcetonuria y el hipotiroidismo congénito, las cuáles causan retraso mental en los niños, de ahí el nombre que se decidió  para el plan nacional que, a todas luces, hoy en día sería inadmisible.

Sin embargo, el programa tardó en coger marcha por falta de presupuesto. En el año 1982 fueron transferidas las competencias para el desarrollo de dichas medidas a las comunidades autónomas y no fue hasta el año 1990 en que el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud convirtió dicho plan en el «Programa Integrado de Salud Materno-Infantil», como se puede leer en este documento del Ministerio de Sanidad. En dicho documento se establecían las actividades mínimas para la prevención de la minusvalía psíquica, término mucho más adaptado a nuestro tiempo. Entre ellas figura el «diagnóstico precoz de enfermedades hereditarias consistente en la detección, en los primeros días de vida, de alteraciones metabólicas, endocrinas u otras que lleven deterioro somático o psíquico del niño», lo que hoy en día se conoce como «Programas de Cribado Neonatal de Enfermedades Endocrino-Metabólicas», popularmente conocidas como «pruebas del talón» y que persiste como prueba básica en nuestros días,


En resumen, la prueba del talón es una prueba que detecta de manera precoz una serie de enfermedades graves que tratadas a tiempo presentan un mejor pronóstico. Es muy importante que accedáis a que sea realizada en vuestros hijos ya que puede marcar la diferencia entre tener un hijo con una enfermedad grave o un hijo con una enfermedad grave pero con buen pronóstico.

Otros enlaces de interés:

El síndrome de muerte súbita del lactante

El síndrome muerte súbita del lactante (SMSL) es la causa de muerte inexplicable más frecuente durante el primer año de vida. No se conoce qué la provoca y, a priori, tampoco se puede predecir a qué niño le ocurrirá.

Sin embargo, existen una serie de factores protectores y otros de riesgo con los que se disminuirá o aumentará la probabilidad de que se produzca. Es importante que los padres los conozcan para generar un ambiente que proteja a sus hijos contra este síndrome. Nosotros como pediatras nos vemos en la obligación de trasmitir esta información como parte de nuestra labor asistencial, de ahí que hayamos decidido dedicar un post a este tema por muy duro que parezca.

¿Qué es el síndrome de muerte súbita del lactante?

La definición más aceptada es la de aquella «muerte de un niño menor de un año de edad, que ocurre aparentemente durante el sueño y de forma inexplicable después de la realización de una minuciosa investigación postmortem, que incluye la práctica de la autopsia, examen del lugar del fallecimiento y revisión de la historia
clínica». Esta definición implica que el fallecimiento no puede ser debido a alguna circunstancia previa (enfermedad crónica o malformaciones congénitas).

Se calcula que ocurren 0,5-1 caso por cada 1.000 nacidos vivos, lo que en España daría lugar a unos 100 sucesos cada año. Los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística muestran que en el año 2016 hubo 44 bebés fallecidos por esta causa.

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Fallecimientos por Muerte Subita Infantil, periodo 1980-2016. Fuente: Instituto Nacional de Estadística.

Como ya hemos dicho, no existe una causa clara de por qué sucede aunque existen varias hipótesis al respecto. La más aceptada es la «hipotesis del triple riesgo» en la que se superpondrían tres factores: el primero sería un niño vulnerable, es decir, aquél que estaría predispuesto para ello, a esto se sumaría un periodo crítico del desarrollo del niño unido a una serie de factores estresantes externos que son conocidos como factores de riesgo.

A pesar del desconocimiento actual de la causa última de esta patología, con el tiempo se han ido conociendo algunos de esos factores estresantes lo que ha llevado a realizar campañas preventivas que han resultado efectivas en disminuir los casos de muerte súbita (como podéis ver en el gráfico de arriba).

Factores de riesgo

Como hemos dicho, alrededor de la muerte súbita del lactante aparecen una serie de factores que se han relacionado con un aumento de la probabilidad de sufrirla y por tanto forman parte de las «causas» de esta enfermedad. Algunos de ellos podremos corregirlos mientras que otros son inalterables debido a su propia naturaleza:

Factores maternos

Serían aquellos factores relacionados con algún hábito o enfermedad de la madre que se han relacionado con la muerte súbita del lactante.

  • Hábito tabáquico: desde hace años se conoce la asociación entre que una madre fume durante el embarazo y la muerte súbita. Además, esta asociación mantiene una relación directa con la cantidad de tabaco consumido. Por otro lado, el hábito de fumar después del parto de cualquier conviviente del niño, también está relacionado con este síndrome. Se estima que este factor aumenta hasta 4 veces el riesgo de sufrila. Como os podéis imaginar es un factor muy importante ya que pertenece al grupo de los que se pueden modificar.
  • Edad de la madre: se ha relacionado el ser madre joven con este síndrome. Se calcula que este riesgo aumenta mucho cuando la madre es menor de 20 años.
  • Alcohol y otras drogas: como pasaba con el tabaco, el consumo de estas sustancias durante el embarazo también aumenta el riesgo de muerte súbita del lactante. También pertenece al grupo de los factores modificables.
  • Complicaciones de la gestación/parto: algunos de ellos son placenta previa, desprendimiento de placenta, rotura prematura de membranas, anemia materna durante la gestación, preeclampsia… Algunos de ellos son prevenibles por lo que un control gestacional adecuado podría evitar algunos de ellos.

Factores del niño

  • Prematuridad y bajo peso: se sabe desde hace tiempo que tanto los niños que nacen antes de la 37 semana de gestación como aquellos que lo hacen con menos peso del que deberían están en mayor riesgo de morir de muerte súbita. Se desconoce cuál es el mecanismo que da lugar a esta relación.
  • Tener un hermano fallecido por este síndrome: se ha estimado una tasa de recurrencia del 2%. Se cree que es debido a una combinación de factores biológicos (algunos de ellos genéticos) y también epidemiológicos (factores del ambiente que persisten en el nuevo nacimiento).
  • Gemelos (gestación múltiple): los niños fruto de una gestación múltiple tienen el doble de riesgo de SMSL que los niños que nacieron de gestaciones únicas. Esto se debe en parte al alto índice de prematuridad pero también al propio hecho de ser gemelos.
  • Historia de apnea: las apneas forman parte de una entidad que en pediatría llamamos «episodios amenazantes para la vida». Este tipo de eventos comparte muchos factores de riesgo con el SMSL por los que no es de extrañar que estén relacionados.

Factores del ambiente

  • Posición para dormir: dormir boca abajo constituye el factor de riesgo «modificable» más importante. Gracias al cambio de recomendación realizado hace unos años a «dormir boca arriba» se ha visto como el SMSL ha disminuido claramente. De igual forma, «dormir de lado» también se considera un factor de riesgo para esta patología, ya que el bebé podría girarse y pasar a posición «boca abajo».
  • Ambiente que rodea al niño: está demostrado que los colchones blandos así como objetos sueltos por la cama aumentan el SMSL. Por ello se recomienda que duerman sobre una superficie firme y sin objetos como peluches, cojines antivuelco, colchas o almohadas a su alrededor.
  • Colecho: compartir la cama con un bebé, sobretodo si éste es menor de 3 meses, es un factor de riesgo para el SMSL. Este riesgo aumenta cuando la cama es multicompartida (bebé y al menos dos personas más). Sin embargo, dado que el colecho es un factor que potencia la lactancia materna y ésta previene el SMSL, podría realizarse de forma segura siempre y cuando no concurrieran el resto de factores de riesgo. Esta afirmación está extraída de las recomendaciones actuales del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (link) y de la IHAN (link). Si quieres saber más sobre cómo realizar colecho de forma segura consulta este link.

Factores protectores

Estos factores son los que han demostrado disminuir la probabilidad de sufrir una muerte súbita. La gran mayoría de ellos son modificables, es decir, podemos intervenir  activamente para que se produzcan. Todas nuestras energías deberán ir dirigidas a que nuestros bebés disfruten de ellos.

  • Lactancia materna: es uno de los factores protectores más fuertes. De hecho se estima que los bebés amamantados por sus madres tiene la mitad de riesgo de sufrir un SMSL respecto de aquellos que toman biberón. Además, la lactancia materna contrarresta los riesgos del colecho, siempre que éste se realice de forma segura.
  • El chupete: el empleo del chupete durante el sueño ha demostrado disminuir el SMSL por lo que se encuentra entre las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría para prevenir este síndrome. En caso de emplearlo debemos hacerlo tras la instauración de la lactancia materna para no interferir con ella (en torno al mes de vida).
  • Compartir habitación: el compartir habitación pero no la cama se ha asociado a la disminución el SMSL, seguramente porque gracias a ello se consiguen otros factores protectores como mayor tasa de lactancia materna y evitar que el niño duerma boca abajo.
  • Airear la habitación: otro factor protector frente al SMSL consiste en ventilar y mantener una adecuada temperatura en la habitación sin que ésta sea ni muy baja ni excesiva.
  • Vacunación: se desconoce el por qué de esta asociación, pero se ha demostrado que en los niños vacunados la probabilidad de SMSL disminuye al 50%. Por ello, forma parte de las recomendaciones para evitar este síndrome.

¿Qué debo hacer entonces por mi bebé?

Hasta este momento has podido leer una serie de factores que se han demostrado asociados al SMSL. Algunos de ellos son modificables. ¿Qué podemos hacer entonces? Se trata de ofrecer a tus hijos un ambiente seguro que potencie los factores protectores y evite al máximo los factores de riesgo sobre los que podamos intervenir.

Cuando se analizan las muertes por SMSL se observa que en la gran mayoría (95% de los casos) existe una combinación de varios factores. Las campañas para su prevención deben realizarse a nivel poblacional, dirigidas a todos los niños y sus familias independientemente de que en ellos concurran más o menos factores de riesgo.

De entre todas las campañas de concienciación que se han realizado, la más efectiva ha sido «Ponle a dormir boca arriba», instaurada en España en el año 2000, consiguiendo disminuir drásticamente las muertes por SMSL.

¿Y los vigilabebés y otros dispositivos qué función pueden cumplir?

Por desgracia, ningún dispositivo de vigilancias de bebés ha demostrado disminuir las tasas de SMSL. Y al referirnos a dispositivo nos referimos no solo al típico vigilabebés con cámara y sonido, sino también a los más modernos que nos darían información sobre la frecuencia cardíaca o la saturación de oxígeno del niño.

Este tipo de dispositivos avanzados estarían recomendados en ciertos pacientes con riesgo muy aumentado para el SMSL (prematuros que hacen pausas de apnea, cardiópatas, antecedentes familiares…) en los que los padres serían alertados con prontitud ante un evento de este tipo y podrían actuar a tiempo. Sin embargo, no forman parte de las estrategia generales actuales para prevenir el SMSL a nivel de población general.

Si nos seguís a menudo, nosotros incluimos estos dispositivos del siglo XXI dentro de la lista de regalos que NUNCA se deberían hacer a un recién nacido.

Otros «dispositivos» que se anuncian como protectores del SMSL son colchones modernos con eslóganes tan impactantes como «el colchón más seguro del mundo». Estas marcas comerciales aseguran que disminuyen el SMSL, sin embargo toda esa publicidad se basa en estudios que han demostrado que el colchón se «calienta menos» por estar más aireado. Sin embargo, esta hipótesis no ha sido demostrada por lo que decir «mi colchón previene en SMSL» es faltar a la verdad. Nuestra recomendación es que compréis un colchón firme y que huyáis de publicidad engañosa.


La mayoría de las recomendaciones de este post están extraídas del Libro Blanco de la Muerte Súbita Infantil de la Asociación Española de Pediatría que puedes consultar en este Link.

NOTA: la imagen de cabecera de este post has sido seleccionada por representar uno de los factores de riesgo para la muerte súbita del lactante. Vale que las fotos de bebés dormidos como angelitos boca abajo son bonitas, pero recuerda que en casa debes poner a los niños a dormir boca arriba.

Os dejamos aqui abajo una infografía que hicimos hace unas semanas sobre el tema dentro de nuestra serie de #Pediconsejos.

muerte subita del lactante

Cuidados de la piel en los niños

Con la llegada de un bebé a casa nos planteamos si necesitaremos cremas y otros productos para el cuidado de la piel. La farmacia está llena de estos productos pero ¿cuántos y cuáles realmente necesitamos? Como algunos lectores ya nos lo habéis pedido hemos escrito un post abordado las dudas más frecuentes, esperamos que os sea útil.

Cuál es el tipo de piel de mi bebé

Es evidente que no todos los niños van a tener las mismas necesidades de cuidado. Hay pieles con tendencia grasa y otras a estar secas, aunque lo más frecuente es que sean  suaves y no requerirán ningún cuidado especial. La piel además podrá variar sus características a lo largo de los meses y el desarrollo del niño. En caso de que notes alguna alteración lo mejor es que consultes con tu pediatra para que evalúe cuál es la mejor solución.

Lesiones más frecuentes

A continuación os contamos los problemas más habituales que pueden aparecer en al piel de los niños para que los tengáis en cuenta.

Eritema tóxico del recién nacido

Se trata de la aparición de ampollas o pequeñas heridas en cualquier parte de la piel del recién nacido (excepto en palmas y plantas). Suelen aparecer entre las 24-48 horas posteriores al nacimiento, ocurriendo entre el 30-70% de los recién nacidos sanos. Aunque se desconoce su causa exacta se postula un origen inmunológico propio de la inmadurez del recién nacido. No precisa tratamiento y suele desaparecer de forma espontánea en torno a la semana de vida. En estas fotos podéis observar las típicas lesiones del eritema de aspecto rojo y un poco sobre elevado.

Sudamina

Ocurre como consecuencia de la obstrucción de las glándulas sudoríparas (donde se produce el sudor) dando lugar aampollas blanquecinas minúsculas en el recién nacido y más rojizas en los bebés más mayores. Igualmente que en el eritema tóxico, se produce por inmadurez para la regulación de la secreción de sudor. Las blancas suelen aparecer en la cara y cuero cabelludo y las rojizas en el tronco. Son más frecuentes en verano pero no exclusivas de este tiempo, se rompen fácilmente y pueden dar lugar a picor. No precisan tratamiento aunque si el niño está incómodo los baños de agua tibia pueden ser útiles. En la primera foto podéis ver ese el aspecto de las lesiones una vez que se han roto las ampollitas y en la segunda las propias ampollitas que contienen el sudor.

Dermatitis atópica

Se trata de la enfermedad crónica de la piel más frecuente en la infancia y por ello el caballo de batalla de muchos pediatras, dermatólogos y por supuesto de los padres. La dermatitis atópica se caracteriza por una piel seca que tiende a la aparición de eccemas (piel costrosa o con aspecto de sequedad, a veces más húmeda y de aspecto rojo y brillante) en diferentes partes del cuerpo. Suelen aparecer en la cara y en las mejillas en niños pequeños pero también en la parte superior del tronco, brazos y muslos en niños mayores. Puede picar intensamente y ser motivo de irritabilidad en los bebés. Con el tiempo, las lesiones se localizan típicamente en las zonas de flexión de brazos y piernas (normalmente a partir de los 2 años de edad). En las siguientes imágenes podéis ver los típicos eccemas de la dermatitis atómica en niños pequeños.

El frío, el clima seco, factores hormonales o en ocasiones alergias alimentarias (sobretodo el niños pequeños: leche, huevo) pueden empeorar las lesiones. No existe un tratamiento curativo para la enfermedad aunque el tratamiento sintomático y de mantenimiento puede mejorar el control de las lesiones:

  • Medidas generales: suelen emplearse para mantener la piel lo mejor hidratada que podamos. Utilizaremos baños con productos específicos e hidratación con productos emolientes a base de avena o aceites vegetales, en general específicos para el cuidado de las pieles atópicas (vuestro pediatra puede recomendaros alguno en concreto). El baño debe ser corto y con agua no demasiado caliente, y la frecuencia debe ajustarse a los síntomas que presente el niño (unos 2-3 baños a la semana, más o menos frecuente según lo tolere el niño). El secado de la piel debe hacerse sin frotar. Cuidado con el exceso de hidratación en la parte que haya eccemas ya que a veces empeora el picor.
  • Tratamiento tópico de los eccemas: El más conocido y utilizado por su eficacia y facilidad de aplicación son los corticoides tópicos en ciclos de pocos días siempre bajo la indicación del pediatra y/o dermatólogo. Las lesiones suelen desaparecer por completo aunque en ocasiones al finalizar el tratamiento pueden reaparecer. Ante la presencia de casos severos o complicaciones puede ser necesario el uso de corticoides orales, antibióticos o inmunoterapia. Pero esto ya será decisión y manejo específico por parte de dermatología.
  • El prurito o picor severo puede tratarse con antihistamínicos orales.

Dermatitis seborreica infantil

Consiste en la aparición de enrojecimiento y descamación de la cara y cuero cabelludo que se inicia en torno a los 15 días-1 mes de vida y que suele desaparecer de forma espontánea alrededor de los 3 meses. La costra láctea sería la forma más benigna de esta enfermedad cuando no aparece en otras localizaciones más que en la cabeza. Para algunos niños puede suponer el inicio de una dermatitis atópica. No es especialmente pruriginosa y por su curso leve y autolimitado tampoco precisa de tratamiento agresivo. Ocasionalmente se podrán utilizar cremas con corticoides de baja potencia si vuestro pediatra así lo considera. Como podéis observar en las fotos el aspecto es como escamoso.

Dermatitis del pañal

Se trata del enrojecimiento brillante de la zona del pañal causada por irritación de la orina y las heces en contacto con la piel. Puede aparece típicamente en torno al mes de vida aunque es más llamativo entre los 3 y 6 meses de edad. Elmejor tratamiento es la prevención usando pañales de alta absorción y cambiándolos de forma muy frecuente. Es preferible el lavado con agua y jabón tibia tras el cambio de pañal con una esponja (no es preciso bañar al bebé) al uso de toallitas limpiadoras, ya que éstas son de por sí irritantes y pueden llegar a empeorar las lesiones. Las cremas tipo barrera a base de zinc o pastas al agua no son imprescindibles para prevenir su aparición por lo que pueden reservarse para cuando empiecen a salir las lesiones. En ocasiones pueden aparecen complicaciones o empeoramiento bien por diarrea, uso de antibióticos o sonbreinfección por hongos, por lo que el pediatra valorará la necesidad de añadir otros tratamientos tópicos. Lo más frecuente es que se localicen en las regiones más expuestas a heces y orina como en la primera fotografía. La segunda corresponde a una dermatitis del pañal sobreinfectada por hongos (candidiasis del pañal).

Entonces, ¿qué productos debo tener preparados en casa?

Como veréis una piel sana no requiere ningún crema en concreto. Como consejo general os recomendamos un jabón neutro sin irritantes para piel sana, una crema o aceite hidratante ( aunque no es imprescindible) y una crema para la zona del pañal tipo pasta al agua para aplicarla pronto en caso de que comience con lesiones en el área del pañal.

¡Atención, el buen tiempo ya está aquí! Protege a tu hijo y ponle crema solar

Y para finalizar recordaros que según las recomendaciones de la Asociaciones Americana de Pediatría (link) y la Asociación Española de Pediatría (link) los niños por debajo de 6 meses no deben recibir la luz del sol de forma directa (ni siquiera a través de una ventana). A partir de esa edad lo harán siempre bajo fotoprotección con cremas y ropa específica para ello (ropa, gafas y gorros). En el caso de que no sea posible evitar la exposición al sol de los niños más pequeños se podrán aplicar cremas con protección solar en las zonas concretas expuestas.


El copyright de las imágenes del eritema tóxico, la sudamina, la tercera y cuarta imagen de la dermatitis atópica y la segunda imagen del eritema del pañal así como la segunda imagen de la dermatitis seborreica pertenece a DermNet bajo un licencia CC BY-NC-ND 3.0. El copyright de las dos primeras imágenes de dermatitis atópica pertenece a  Wikimedia Commons bajo una licencia CC BY-SA 3.0El copyright de la imagen de costra láctea pertenece a EnFamilia bajo una licencia CC BY-NC-SA 3.0 ES.

Doce cosas que (quizá) no sabías de los recién nacidos

Los recién nacidos no vienen al mundo con un manual de instrucciones. Ni siquiera con un esquema explicando como «funcionan». En pediatría solemos decir que los niños no son adultos en pequeñito y esta máxima se hace más evidente en los neonatos (niños menores de un mes) debido a las grandes diferencias en su cuerpo y en la forma que tienen de comportarse.

Estas diferencias provocan dudas en los p/madres hasta el punto de hacerles pensar que sus hijos no están sanos. A lo largo de este post descubrirás un montón de cosas sobre los recién nacidos que te permitirán iniciar la p/maternidad desde el conocimiento y la seguridad.

  1. La respiración de los recién nacidos es diferente a la de los niños mayores. A veces tienen un patrón que les hace respirar muy deprisa durante unos segundos para luego realizar una pausa de menos de 10 segundos antes de volver a respirar, dando la sensación de que ésta se entrecorta. Es lo que se conoce como respiración periódica.
  2. Durante el primer día de vida suelen mantenerse en un estado de alerta tranquila debido a la descarga de adrenalina que realizan durante el parto. Posteriormente pasan a un estado de letargia en el que es difícil despertarlos para a los 2-3 días de vida iniciar a una fase más activa.
  3. La cabeza de los recién nacidos es muy grande en comparación con el resto del cuerpo por lo que cubrirla con un gorro durante las primeras 24 horas de vida ayuda a que no se enfríen.
  4. La mayoría de estos bebés hacen su primera micción en las 24 primeras horas de vida, aunque hasta un 30% retrasa el primer pis al segundo día de vida.
  5. Las primeras deposiciones de los bebés se conocen como meconio. Son de aspecto verde muy oscuro (casi negro) y son muy espesas y pegajosas (como la pez). A veces tarden 2-3 días en pasar a hacer deposiciones de aspecto normal.
  6. El cordón umbilical no tiene terminaciones nerviosas. No tengáis miedo de limpiarlo porque no duele.
  7. Todos los recién nacidos pierden peso y se considera normal hasta un 10%. A los 4-5 días de vida suelen comenzar a ganar peso para recuperar el peso inicial a la semana de vida.
  8. Los sentidos que más desarrollados tienen son el olfato y el tacto. Evita usar colonias tanto en él como en la madre. Las manoplas para las manos tampoco ayudan, deja que el bebé toque a su madre. Todo ello mejora el vínculo y el establecimiento de la lactancia materna.
  9. La piel de los recién nacidos suele estar seca y en ocasiones se cuartea. Esto se debe al paso de un medio húmedo (líquido amniótico) dentro de la madre a un medio aéreo en donde vivimos. No es imprescindible el uso de cremas para hidratarla, de hecho no suelen mejorar con ellas en estos primeros días.
  10. Los neoantos tienen el mismo frió y el mismo calor que las personas adultas. Si crees que hace frío, abrígales. Por el contrario, si tienes calor, seguramente a ellos también debas quitarles algo de ropa.
  11. Los recién nacidos solo saben expresarse con el llanto. Es normal que cuando algo no les guste lloren ya sea porque estén incómodos, quieran comer o hayan hecho sus necesidades, entre otras cosas. Si después de atenderles el niño sigue llorando debería ser valorado por un pediatra.
  12. La fiebre no es normal en los neonatos. En caso de que tu bebé tenga fiebre debes acudir al hospital.

Como has podido leer los recién nacidos son diferentes a los bebés mayores que ellos y muy diferentes a los niños que ya caminan. Si crees que algo no cuadra con tu bebé o crees que le pasa algo, lo mejor que puedes hacer es pedir una cita con tu pediatra del Centro de Salud para contarle tus inquietudes. Evita siempre que puedas acudir a las Urgencias del Hospital, allí hay niños enfermos que pueden contagiar a tu hijo, y no es lo mismo un catarro en un niño de 1 año que de 10 días de vida.

Regalos que NUNCA deberías hacer a un recién nacido

El nacimiento de un recién nacido suele generar un aluvión de regalos desde entorno familiar que es habitual que la gente que conocemos nos quiera agradar con algún presente que nos haga más llevadera la llegada de nuestro nuevo bebé. Pero, pese a la buena intención de nuestros allegados, en muchas ocasiones, recibimos regalos que resultan engorrosos y poco útiles que acabarán en un cajón o en la parte superior de un armario.

En nuestro trabajo diario como pediatras observamos como las habitaciones del hospital se llenan de nuevos objetos que en muchas ocasiones los padres miran desconcertados: » Y esto, ¿cómo se usa?», «¿Realmente necesitamos esto?». La buena intención de un amigo regalando algo que ha comprado con mucha ilusión no tiene porque traducirse en un buen regalo. Un recién nacido poco necesita a demás de la atención de sus padres, por lo que es mejor ser prudente y preguntar si quieren algo concreto.

«¿Y esto cómo se usa?, ¿realmente lo necesitamos?»

Pese a todo, existe muchos productos diseñados para bebés que generan la falsa creencia de que es necesario tener muchas cosas para recibir a nuestro futuro hijo de la mejor forma posible. Si estás pensando en regalar algo a un familiar o a un amigo te recomendamos la lectura de este post del blog Ademanda.org sobre qué regalar a un recién nacido. Por el contrario, nosotros hemos hecho una lista con los objetos que consideramos menos adecuados para regalar a un bebé recién nacido. Como verás muchos de ellos tienen una justificación médica, para el resto hemos aprendido con el paso del tiempo y la observación de nuestros pacientes e hijos de amigos que son totalmente innecesarios.

Un chupete

Tras el nacimiento del bebé y en los primeros días de vida ocurren un montón de cosas que ponen en riesgo que se establezca la lactancia materna. Si a un recién nacido que todavía está aprendiendo a mamar le ofrecemos un chupete puede que ocurra lo que se conoce como «confusión tetina-pezón», entorpeciendo que la lactancia materna se instaure de una forma eficaz. Por los mismos motivos no deberíais regalar biberones ni ningún otro producto de características similares.

En este link puedes leer más sobre las ventajas e inconvenientes del chupete a lo largo de la infancia.

Un peluche gigante

Puede que un peluche tan grande como un niño de 5 años resulte monismo al verlo en una tienda pero finalmente se convertirá en un objeto que estorba y coge polvo. Además, el bebé no lo necesita para nada. El primer día tras el nacimiento solemos verlo en un lugar privilegiado en la habitación del hospital pero con el paso de los días acaba en una esquina tirado por el suelo. Si esto ocurre antes de llegar a casa, lo normal es que sea relegado al trastero durante mucho, mucho tiempo.

Ropa inadecuada

Los bebés suelen salir del hospital con unas prendas que se conocen como de «primera puesta». Éstas suelen ser muy monas y con muchas puntillitas. Sin embargo, a un recién nacido hay que cambiarle unas 8-10 veces de ropa al día debido a los cambios de pañal o las regurgitaciones, por lo que lo recomendable es que utilicen ropa cómoda y algo holgada que se abroche por delante, preferiblemente con corchetes, y mejor si no se introduce por la cabeza. La ropa de «primera puesta» suele incumplir todas estas características además, suelen tener botones lo que lo complica más todavía. Es mejor dejar a los padres elegir la ropa de sus bebés a comprar algo que luego no usen o que se quede pequeño en 15 días.

Cojines antivuelco

Desde hace ya muchos años se recomienda que los niños menores de un año duerman boca arriba. Con ello se ha conseguido disminuir la muerte súbita del lactante. En un intento de evitar que el niño se gire se comercializan en el mercado unos sistemas que se colocan en los laterales del niño impidiendo que esto ocurra. Pese que este sistema parece una buena idea, los niños deben dormir con la cuna despejada ya que la existencia de cojines (u otros objetos como peluches o muñecos) pueden provocar la asfixia por atrapamiento bajo ellos. Además, si los ponemos de lado, les habremos hecho la mitad del camino para ponerse boca abajo.

En este link puedes encontrar un comunicado sobre el riesgo de sofocación de los cojines antivuelco de la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo de EE.UU

Aspirador de mocos

La succión no controlada de la nariz, tanto de un recién nacido como de un bebé más mayor, no es la mejor forma de limpiar los mocos a un niño. En caso de un catarro es preferible el lavado nasal con suero fisiológico. Además, el aspirador de mocos resulta poco higiénico ya que la succión se genera con la boca de uno de los padres. Nosotros no conocemos a ningún pediatra con hijos que lo utilice y por supuesto nunca lo regalaríamos.

En este link de la pagina En Familia de la Asociación Española de Pediatría puedes leer más sobre los lavados nasales.

Termómetros modernos

El siglo XXI y la revolución tecnológica ha provocado que se diseñen nuevos dispositivos que son capaces de tomar la temperatura corporal en diferentes partes del cuerpo como por ejemplo la frente o el oído, sin embargo estos no son mejores que los termómetros digitales de axila, incluso en muchas ocasiones no toman bien la temperatura del niño (tanto por exceso como por defecto), además son 10-15 veces más caros.

Puedes leer más en este link sobre los tipos de termómetros.

Juguetes que hagan ruido o tengan luces

Un recién nacido no necesita un juguete que «le estimule». Estos bebés tan pequeños son muy sensibles al ruido o a los destellos de luz, los cuales pueden perturbar tanto sus cortos ciclos de sueño como sus rutinas. Ya habrá tiempo en unos meses para sonajeros u objetos similares pero por el momento es mejor no regalarles nada que pueda incomodarles.

Si quieres aprender más sobre cómo elegir el juguete de un niño visita este link.

Humidificador

Éste es otro objeto que la modernidad de los tiempos que corren ha convertido en un «imprescindible» para los padres, pero nada más lejos de la realidad. Cierto es que el ambiente con poca humedad puede resecar la vía aérea de nuestros hijos (nariz, garganta…) haciendo que los mocos sean más espesos pero esto no quiere decir que sea necesario tener un humidificador en el cuarto del bebé a todo trapo todo el día. Los padres tendrán que valorar si en la habitación donde dormirá el bebé hay suficiente humedad por si fuera necesario tomar alguna medida, por lo que es mejor dedicar nuestros esfuerzos a otro tipo de regalos.

En este linkde la web Familia y Salud de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria puedes leer más sobre el empleo del humidificador

Sistemas de monitorización

Los que ya hemos sido padres conocemos esa sensación de incertidumbre en los primeros días de vida de nuestros hijos: ¿puedo ducharme dejándole en la cuna unos minutos sin mirarle?, ¿estará respirando el bebé?… Otra vez la tecnología ha implementado sistemas para tener monitorizada la frecuencia cardíaca del bebé y la saturación de oxigeno. Esos sistemas existen en los hospitales y en ocasiones indicamos su uso en domicilio a niños enfermos (grandes prematuros que necesitan oxigeno, niños con enfermedades del corazón…), pero nunca los recomendaríamos para vigilar a niños sanos, de hecho está demostrado que estos aparatos no previenen ni disminuyen la muerte súbita del lactante. En el caso de que se lo regalarais a una madre primeriza le trasmitirías inseguridad y crearíais en ella la falsa necesidad de tener vigilado todo el rato a su bebé, así que mejor pensad en otra cosa.

En este link puedes leer más sobre cuáles son los factores de riesgo para la muerte súbita del lactante y que acciones podemos hacer para prevenirla (como viereis en ningún sitio pone monitorizar al niño).


Esta es una lista de las cosas que nosotros como pediatras y padres creemos que son objetos innecesarios para el cuidado de un recién nacido. En caso de que no sepas que regalar es mejor preguntar a los futuros padres si necesitan algo, incluso algunos prefieren juntar el regalo de varias personas para afrontar la compra de la silla del coche o el pago de algunas vacunas (ambos con un precio muy elevado).