Cuando un niño tiene una gastroenteritis aguda (o lo que es lo mismo, una diarrea) los pediatras tenemos que decidir que tratamiento indicamos al paciente. Para poder responder a la pregunta no está de más hacer un repaso sobre esta patología y que evidencia hay sobre los diferentes tratamiento que están indicados mientras el crío mantenga deposiciones liquidas.
¿Qué es una gastroenteritis?
Esta enfermedad se caracteriza por pérdida de consistencia de las deposiciones habituales (ya sean blandas o líquidas) o aumento en frecuencia a más de tres al día. No es imprescindible para tener una gastroenteritis tener vómitos o fiebre. La causa principal son las infecciones, tanto por virus o por bacterias.
Lo habitual es que la gastroenteritis ceda en menos de una semana y no se prolongue más allá de 15 días. Se estima que los niños menores de 3 años presentan hasta dos episodios de gastroenteritis al año, lo que convierte a esta enfermedad en una vieja conocida de las consultas de pediatría. Nosotros ya publicamos una entrada en este blog sobre la gastroenteritis aguda en la sección Mitos y Leyendas, te recomendamos su lectura.
¿Cómo se trata una gastroenteritis?
La clave del tratamiento de la diarrea es la rehidratación oral, es decir, compensar las pérdidas de líquidos en las heces aumentando la cantidad de líquidos que toma nuestro hijo. Pero no vale cualquier líquido ya que debemos emplear soluciones de rehidratación oral (suero hiposódico) de venta en farmacias, evitando el empleo de bebidas comerciales ricas en electrolitos como son las bebidas para deportistas o los preparados caseros.
Además no debemos suspender la alimentación con sólidos, iniciando en cuanto la rehidratación oral se haya conseguido. La dieta no debe ser «blanda» ya que la alimentación normal del niño se debe mantener evitando comidas con mucha grasa y mucho azúcar.
En general, el empleo de medicinas para tratar una gastroenteritis no está indicado. De forma similar los antibióticos no deben emplearse de forma sistemática cuando un niño tiene una diarrea, primero porque muchas se deben a infecciones por virus y segundo porque las que son bacterias suelen resolverse también de forma espontánea.
¿Y qué pasa con los probióticos?
Los probióticos son «microorganismos vivos que cuando son administrados en una cantidad suficiente confieren un beneficio de salud a la persona que los toma«.
Pero, ¿que nos dice la evidencia científica acerca del empleo de estos microorganismos en los niños con diarrea? No resulta difícil pensar que, ya que la diarrea es un proceso intestinal, quizá al tomarme un probiótico consiga curarme antes. Vayamos por partes…
¿Cuál es el objetivo al dar un probiótico?
La mayoría de los trabajos que han estudiado este tema se marcan como objetivo medir la reducción de la duración de la diarrea y la cantidad de deposiciones que se realizan al día. Por tanto, cuando un paciente se toma un probiótico en esta patología debería de esperar una mejoría de sus síntomas.
¿Y vale cualquier probiótico?
Existen el mercado una gran cantidad de preparados comerciales par administrar un probiótico. Algunos de ellos solos y otros en combinación. Para poder hacer una recomendación debemos conocer los trabajos que se han realizado para medir su efecto (incluidos metaanalisis, que son los trabajos estadísticos más potentes) ya que no todos los probióticos son útiles en el gastroenteritis.
¿Cuáles son los probióticos últimas en la gastroenteritis?
Los únicos probióticos que han demostrado disminuir de forma significativa los síntomas o la duración de la diarrea son:
– Lactobacillus GG
– Saccharomyces boulardi
– Lactobacillus reuteri DSM 17938
– Lactobacillus acidophilus LB (heated-inactivated)
Estos cuatro probióticos empleados a las dosis correctas han demostrado disminuir la duración de un episodio de diarrea en aproximadamente un día así como el riesgo de que ésta se prolongue más allá de cuatro días. Estos cuatro probióticos son los únicos sobre los que existe actualmente una recomendación para su empleo basada en la evidencia existente.
Y después de todo lo que hemos explicado, ¿debemos indicar un probiótico a todos los niños que tengan una gastroenteritis?
Nos reiteramos en que el pilar básico del tratamiento de una gastroenteritis aguda debe ser la rehidratación oral con soluciones hiposódicas. Los probióticos pueden emplearse para reducir la duración y sintomatología del proceso pero no son imprescindibles y, además, nunca deben sustituir a la rehidratación. En caso de decidir emplearse deben utilizarse aquellos que hayan demostrado ser eficaces para la mejoría de los síntomas del paciente.
Las recomendaciones que acabas de leer están basadas en el documento de posicionamiento del Comité de Nutrición de la ESPGHAN (Sociedad Europea de Gastroenterología, Hematología y Nutrición en Pediatría) y lo puedes consultar en este Link.