Entradas etiquetadas como ‘Recién Nacido’

¿Cómo elegir un chupete?

El 10 de marzo de 2021 realizamos un directo de Instagram junto a la odontopediatra Yaiza Cuba, más conocida en dicha red social como @dra_cuentadientes, en el que analizamos en qué os debéis fijar a la hora de elegir un chupete. En este video no vais a encontrar una defensa a ultranza del uso del chupete, ni mucho menos, pero dado que una gran mayoría de familias optan por ofrecérselo a los más pequeños de la casa, no está de más que conozcáis que es lo que hace que un chupete sea ‘menos malo’ respecto a otros. Porque una cosa hay que tener clara: no hay chupete ‘bueno’.

Además, en esta charla distendida hemos hablado de otras muchas cosas en lo que respecta a los chupetes entre las que destacamos:

  • Breve historia de los chupetes.
  • ‘Beneficios’ e ‘Inconvenientes’.
  • Partes del chupete: tetina, cuello y escudo, y cuales son los ‘peores’.
  • Diferentes materiales y tallas.
  • Cuándo se debe retirar.
  • Interferencia con el lenguaje y la lactancia materna.

No os lo perdáis porque no es falsa modestia si os decimos que está muy muy bien.

Si aguantáis hasta el final, Yaiza hace un Top 5 de chupetes ‘menos malos’ y también nos cuenta cuál le parece el peor para la salud oral de los niños.

NOTA: ni Yaiza ni nosotros hemos recibido ninguna financiación por realizar este directo, por lo que no tenemos ningún conflicto de intereses al respecto.

Consejos sobre lactancia materna: el frenillo sublingual, ¿realmente es un problema?

Cada vez es más habitual que una madre que observa que algo no va bien alinicio de la lactancia materna nos pregunte en la revisión si su recién nacido tiene frenillo. Y es que la realidad nos dice que cada vez es más conocida la relación entre los problemas al inicio de la lactancia con la posibilidad de que el bebé tenga el frenillo corto.

Para dar respuesta a todas esas dudas, nos hemos animado a escribir este post para contaros qué es el frenillo sublingual corto, cuál es su relación con los problemas de lactancia, cómo se diagnostica y cuál es el mejor tratamiento. Esperamos que os guste y os resuelva las dudas respecto a este tema tan de actualidad.

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¿Qué hay que vigilar en el cordón umbilical de un recién nacido?

Nuestra prima Maricarmen nos escribió ayer porque a su bebé recién nacido se le había caído el cordón umbilical y tenía alguna duda sobre si estaba todo bien. En concreto, se le había caído el cordón a los 8 días de vida, había sangrado un poquito y, aunque no olía mal, el aspecto que tenía no les terminaba de convencer. Por lo demás, el niño estaba como una pera limonera. Nos mandó la foto que podéis ver más abajo para ilustrarnos qué es lo que le preocupaba. No os podéis imaginar la cantidad de dudas que surgen a muchos padres recién estrenados, como nuestra prima Maricarmen, acerca del cordón umbilical.
Cordón umbilical

Aspecto normal de una cicatriz umbilical tras la caída del cordón (Fuente: Dos pediatras en Casa G.O)

Será porque nosotros lo vemos casi a diario en la consulta, pero algo que es tan sencillo de cuidar suele ser el primer caballo de batalla al que se enfrentan los padres con un recién nacido. A muchos les entra una angustia tremenda al ver eso colgando, cuando el cordón no tiene terminaciones nerviosas y por tanto no duele. Además, los cuidados del cordón umbilical son una de las cosas que más se explican al alta de los recién nacidos tras el paso por la maternidad.
Si os parece vamos a aprovechar la ocasión para recordaros algunos aspectos importes acerca del cordón umbilical, su cuidado y qué debéis vigilar durante las primeras semanas de vida del niño.
  1. En primer lugar, el cordón umbilical suele caerse entorno a la semana de vida. Pero hay veces que lo hace muy pronto (3-4 días) o más tarde (15-20 días). Estos lapsos de tiempo son normales.
  2. Como ya hemos explicado otras veces, la higiene del cordón debe realizarse con agua y jabón a diario y luego dejarlo seco. Si lo hacéis bien, esto es suficiente para que no se infecte. Recordad que el cordón no tiene terminaciones nerviosas, así que no tengáis miedo al limpiarlo porque al bebé no le duele.
  3. El aspecto del cordón cuando se cae es el que veis en la foto. La parte amarillita que se ve en el centro también es normal (aunque en algunos casos no llega a aparecer), y lo habitual es que unos días cicatrice y desaparezca ese color. Mientras tanto, debéis seguir limpiándolo a diario (al fin y al cabo es una herida que hay que cuidar).
  4. Cuando el cordón se desprende a veces sangra un poco. Esto es normal siempre y cuando sea autolimitado (que ceda solo al cabo de unos minutos).
Cicatriz umbilical

Otra imagen de una cicatriz umbilical normal tras caída de cordón, en este caso un poco más seca (Fuente: Dos pediatras en casa G.O)

¿Y qué es lo que debéis vigilar para detectar que algo no va bien?:

  • Que no huela mal, como a bayeta sucia.
  • Que la piel que hay alrededor no se ponga roja .
  • Que no supure, es decir, que no salga líquido o que lo veáis con secreción.

En el caso de que detectéis alguna de estas situaciones debéis acudir al pediatra/urgencias para que el médico evalúe si esta todo en orden o hay que iniciar algún tipo de tratamiento antiséptico o antibiótico. Esperamos que con esta explicación os hayamos podido resolver algunas dudas que por nuestra experiencia son muy habituales durante los primeros días de vida de un niño.

Aprovechamos para dejaros aquí abajo un video explicativo de cómo se debe realizar la cura del cordón umbilical:


Si te ha gustado lo que has leído, hemos publicado un libro con explicaciones sencillas y amenas sobre las cuestiones de salud más importantes de la infancia. Podéis adquirirlo en puntos de venta habituales o a través de los siguientes enlaces:

Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

¿Por qué los recién nacidos tienen los pies tan secos?

Una de las cosas que más nos repiten los padres y las madres con hijos recién nacidos es que sus bebés tienen la piel muy seca y que por mucho que les echan crema hidratante no consiguen que mejore. Esta situación es muy habitual y en muchas ocasiones descoloca a los padres porque ellos esperan que, tras el parto, la piel de sus hijos sea muy suave y de color de rosa, ya que es lo a lo que están acostumbrados a ver en otros bebés. Sin embargo, hasta que eso ocurre suelen pasar unos 10 o 15 días.

Pies recién nacido

Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

Si os estáis preguntando cuál es la razón a esa piel tan reseca y cuarteada (sobre todo suele ser muy visible en la zona de los pies, como en la foto de arriba) es debido a que cuando el bebé estaba en el útero materno estaba en un ambiente muy húmedo ya que estaba rodeado completamente de líquido amniótico. Al nacer esa situación cambia y pasa a estar en un medio aéreo. Ese cambio tan radical en unos pocos minutos da lugar a que la piel del recién nacido se tenga que adaptar a la nueva situación, y en ese proceso es muy habitual que muchos niños presente una piel muy reseca durante los primeros días de vida. Algo parecido nos pasa a la adultos al pasar de vivir en un ambiente húmedo, como puede ser una población de costa, a uno seco, por ejemplo en medio de la meseta española.

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Ictericia neonatal: ¿por qué los bebés se ponen amarillos al nacer?

Ictericia fototerapia

Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

Dicen las enfermeras con más experiencia en neonatos que las madres que más lloran tras el parto son las de los niños a los que los pediatras debemos ingresar para el tratamiento de una ictericia neonatal. Seguramente parte de esa desazón se produce porque tras nueve meses de embarazo y un par de días con el retoño entre sus brazos llega la mala noticia de que al niño, que por otro lado parece estar estupendamente, le ha subido la bilirrubina y se ha puesto muy amarillo, precisando entonces el ingreso en la unidad neonatal para tratar con fototerapia dicha condición. Este ingreso suele coincidir con el alta de la madre, la cual siempre tendrá la sensación de que abandona a su bebé al no poder estar con él todo el tiempo que ella querría.

En la inmensa mayoría de los casos no serán más de 36-48 horas con el bebé dentro de la incubadora bajo una luz de fototerapia, pero claro, a quién no se le caerían las lágrimas al comprobar que aquello que parecía que iba a ser dar a luz y en un par de días para casa se convierte en un ingreso en donde el niño pasa a estar rodeado de cables y monitores que hacen ruido.

A lo largo de este post os explicaremos por qué se produce la ictericia neonatal y cuál es su tratamiento.

¿Por qué le sube la bilirrubina a los recién nacidos?

Seguro que todos habéis oído hablar de la hemoglobina, una molécula que se encuentra dentro de los glóbulos rojos y que se encarga del transporte del oxígeno en la sangre. Cuando la hemoglobina se destruye, una parte se transforma en bilirrubina, la cual, a través de un complejo mecanismo en el que interviene el hígado, se acaba eliminando en las heces. Este proceso metabólico se produce durante toda la vida, ya que los glóbulos rojos no son ‘inmortales’ y deben renovarse cada cierto tiempo.

Sin embargo, cuando el hígado no es capaz de eliminar la bilirrubina a una velocidad adecuada, esta se acumula en sangre y produce una coloración amarillenta de la piel, ya que, como su propio nombre indica, la bilirrubina es un pigmento de color amarillo. A esta situación clínica se la conoce como ictericia. Lee el resto de la entrada »

Plagiocefalia postural: cuando se deforma la cabeza de un bebé

No se si os habéis fijado alguna vez en unos cascos de colorines un poco aparatosos que llevan algunos niños pequeños. Lejos de ser utilizados como medida preventiva contra un coscorrón, esas ortesis (así es como se llama a los dispositivos que nos ayudan a corregir una deformidad o malformación) están pensadas para devolver al cráneo la forma redondeada de los bebés con plagiocefalia, un tipo de deformidad de la cabeza que se produce por estar apoyada de forma constante en la misma zona.

No se si os acordaréis de cuando estudiabais el cuerpo humano en el colegio, pero el cráneo está formado por varios huesos (frontal, parietal, temporal, occipital…). Al nacimiento estos huesos no están fusionados entre si por dos motivos. El primero, para permitir que la cabeza se amolde al canal del parto (un sitio muy estrecho para que pase una cabeza, todo hay que decirlo) y, en segundo lugar, para que crezca a medida que lo va haciendo el cerebro de los niños. Por este motivo, y hasta que el cráneo se cierre, es fácil que se deforme si siempre esta apoyado en el mismo lado, dando lugar a la plagiocefalia.

En este post os contamos qué medidas preventivas podéis poner en práctica para evitar la plagiocefalia y, en el caso de que se produzca, qué podéis hacer antes de que vuestros hijos acaben con el temido casco de colorines en la cabeza.

¿Qué es la plagiocefalia postural?

El significado de «plagiocefalia» hace referencia a «cabeza oblicua» (la palabra plagio en griego significa oblicuo) y define muy bien qué forma adopta el craneo de los bebés en esta deformidad. Como podéis ver en la foto de abajo, al mirar la cabeza desde arriba esta adquiere la forma de un paralelogramo.

Plagiocefalia en forma de paralelogramo. Obsérvese como las orejas no están a la misma altura.

En los últimos 30 años hemos vivido una «epidemia» de plagiocefalia postural debido a que desde el año 1992 se recomienda que los niños duerman boca arriba como medida para prevenir la muerte súbita del lactante y, por tanto, con la parte de atrás de la cabeza apoyada sobre el colchón. Antes de esa fecha era una deformidad rara, pero en la actualidad es el primer motivo de derivación a las consultas de Neurocirugía desde Atención Primaria y su incidencia varía desde 1 de cada 300 niños sanos hasta un 50% (dependiendo del estudio que se consulte). Sin embargo, a pesar de esa epidemia de cabezas aplanadas, merece la pena poner a los niños a dormir boca arriba para prevenir la muerte súbita.

Esta deformidad aparece hacia el mes de vida y suele mejorar por si sola a partir de los 6 meses (cuando el niño empieza a sentarse solo). A pesar de ello, los casos más graves pueden tener importantes consecuencias estéticas. El diagnóstico no suele requerir pruebas complementarias y con una simple historia clínica y una exploración (siembre desde la parte de arriba de la cabeza) suele ser suficiente.

La plagiocefalia postural debe diferenciarse de la «verdadera plagiocefalia», la cual se produce porque los huesos de la parte de atrás de la cabeza están fusionados y no permiten que esta crezca de forma adecuada. Esta «verdadera plagiocefalia » es rara y suele ser fácil diferenciarla de la de tipo postural, además de requerir corrección quirúrgica. En el caso de que queden dudas de si se trata de un tipo u otro, la prueba a realizar es un escáner con reconstrucción 3D.

Además, la plagiocefalia postural está muy relacionada con la tortícolis congénita: un acortamiento del músculo esternocleidomastoideo del cuello que se produce por la posición excesivamente encogida del bebé dentro de la tripa de su madre. Ese acortamiento condiciona que la cabeza esté girada siempre hacia el mismo lado y por tanto, apoye siempre la misma parte de atrás. Por ello, ante una plagiocefalia postural, el pediatra debe descartar (y tratar) este tipo de tortícolis.

¿Qué implicaciones tiene la plagiocefalia postural?

Cuando se aplana la parte de atrás de la cabeza de un niño se produce una deformidad de todo el cráneo que puede tener consecuencias estéticas.

Si la deformidad se produce por el apoyo sobre uno de los lados de la parte de atrás de la cabeza, ese aplanamiento se compensa con el abobamiento de la frente del mismo lado así como una asimetría de la posición de las orejas vista desde arriba. Si el apoyo es en el centro de la parte de atrás de la cabeza esta suele aplanarse de forma simétrica sin deformar el macizo facial. En cualquier caso, las medidas preventivas y correctoras son similares. Además, en ambos casos suele aparecer una calva con menos pelo en la zona de apoyo.

En las plagiocefalias las orejas se ven a distinta altura cuando se observa la cabeza desde arriba. Además, un lado de la frente suele estar más prominente que el otro.

Antiguamente se creía que una plagiocefalia podía tener consecuencias negativas en el desarrollo del niño. Sin embargo, a día de hoy no esta demostrado que esta deformidad de la cabeza tenga consecuencias en el neurodesarrollo. Es cierto que algunos niños con alteraciones del desarrollo también tienen plagiocefalia, pero lo que parece es que esas alteraciones son las que condicionan una falta de movilidad del niño que a la postre le hacen apoyar la cabeza siempre en el mismo lado.

De todas formas, aunque la plagiocefalia solo tenga consecuencias estéticas, debemos darle la importancia que se merece para procurar una prevención y tratamiento adecuados en el caso de que se produzcan.

¿Cómo se puede prevenir la plagiocefalia?

Durante los primeros 6 meses de vida los bebes pasan mucho tiempo tumbados boca arriba. Por ello, es muy importante que los padres pongáis en marcha una serie de medidas para evitar que se produzca la plagiocefalia..

En primer lugar, es importante colocar a los niños boca abajo para jugar cuando estén despiertos y siempre bajo la supervisión de un adulto. Es lo que se conoce en inglés como tummy time (tiempo de la barriga). Esto ayudará por un lado a que no apoyen la cabeza siempre en la parte de atrás, además de favorecer el desarrollo neurológico ya que potencia la fuerza de la parte de arriba del cuerpo (brazos y hombros), tan necesarios para los primeros hitos del desarrollo. En general se recomienda una hora al día de este tipo de ejercicio, repartido en periodos de 20-30 minutos.

Aunque los niños deben dormir boca arriba, se recomienda que los padres pongan la cabeza del niño girada a un lado y a otro de forma alterna para que el tiempo de descanso del bebé no lo pase apoyado siempre en el mismo lado. A veces esto resulta imposible porque al niño le gusta girar la cabeza hacia donde recibe los estímulos (luz, sonido…). Para corregir este «vicio», también podéis girar al bebé entero en la cuna cada ciertos días poniendo los pies en donde iba la cabeza y viceversa.

Las sillitas con cabezal en las que el niño vaya muy recogido están bien para los viajes en coche (como la maxicosi). Sin embargo, hacen que la cabeza de los bebés esté apoyada siempre en el mismo sitio por lo que debéis evitarlas para los paseos en carro.

Por último, cabeza que no apoya, cabeza que no se aplana. Así que coger en brazos a vuestros hijos todo lo que queráis durante estos primeros meses de vida (y mientras os dejen, que la adolescencia la alcanzan muy pronto). Por el mismo motivo, el porteo como opción de transporte para el bebé previene la plagiocefalia.

El neurocirujano y los «cascos»

Hablábamos al principio de este texto que en algunos casos había que recurrir a los cascos para corregir una plagiocefalia. Antes de llegar a ese extremo, los pediatras somos capaces de manejar casi todas las plagiocefalias una vez establecidas, ya que suelen mejorar enseñando a los padres las mismas medidas posturales que mencionábamos en la parte de la prevención y realizando una seguimiento estrecho. Al fin y al cabo lo que se busca es que el niño apoye la cabeza en la parte que no la tiene aplanada para compensar la deformidad.

Los protocolos sobre plagiocefalia establecen que si a los 5 meses la deformidad sigue estando presente a pesar de haber realizado un plan de reeducación postural, es el momento de derivar al niño al neurocirujano. En el caso de que este especialista lo considere oportuno, valorará la opción de utilizar un casco corrector hasta los 12 meses de edad. Esto cascos «empujan» unas zona determinadas de la cabeza consiguiendo remodelar la deformidad craneal.

Lactante con «casco» (ortesis) para la corrección de una plagiocefalia.

Como última opción, en el caso de que ni las medidas posturales ni el casco hayan sido suficientes para corregir una plagiocefalia postural con graves consecuencia estéticas, queda como posibilidad la corrección quirúrgica. Pero tranquilos, es muy raro que se llegue a este extremo en una plagiocefalia de este tipo.

¿Y qué pasa con ese cojín tan famoso que anuncian en todos lados?

Después de todo lo que habéis leído, muchos estaréis pensando en el cojín ese blandito como con un agujero en el centro que os regaló la prima María cuando nació vuestro bebé y que os dijo que era la solución para que no se le deformara la cabeza. Sin embargo, ninguna guía clínica recomienda este tipo de cojines en niños sanos para la prevención de la plagiocefalia, además cualquier objeto en la cuna de un bebé aumenta el riesgo de muerte súbita del lactante.

Es cierto que estos cojines pueden ayudar a distribuir el peso sobre el que apoya la cabeza del bebé, y que en casos muy seleccionados puede ser útil (como el de los bebés prematuros). Pero en el caso de un niño sano debería bastar con las medidas correctoras de postura antes mencionadas para la prevención de la plagiocefalia.

En los casos en los que la plagiocefalia esté establecida, pueden ayudar al tratamiento junto a los cambios postulares, pero deberá ser vuestro pediatra el que os lo indique más que que sea necesario que todos los niños dispongan de un cojín de este tipo como como parte del pack que toda familia debe comprar cuando trae a un crío a este mundo.


En resumen, la plagiocefalia es una deformidad craneal frecuente que se produce como consecuencia del apoyo constante en la parte de atrás de la cabeza en la misma zona. Se puede prevenir poniendo en práctica una serie de medidas (jugando con el niño boca abajo cuando está despierto, girando la posición de la cuna, porteando al niño cuando se sale a pasear…). En el caso de que no mejore, hacia los 5 meses está justificada la derivación al neurocirujano para que valore si es necesario utilizar un casco como medida correctora.

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Bibliografía:


Los derecho de imagen de la foto de cabecera del post pertenecen a Wisewiki bajo una licencia CC BY-SA 3.0.

Los derecho de imagen de la niña con el casco pertenecen a GeekAron bajo una licencia CC BY-NC-ND 2.0.

Los inicios de la lactancia materna (video)

El domingo 26 de abril de 2020 realizamos un directo en Instagram con la Dra. Miryam Triana (pediatra, IBCLC y creadora del blog A Demanda) para hablar de los inicios de la lactancia materna. Este vido lo grabamos porque nos habíamos dado cuenta que durante la pandemia de coronavirus, muchas madres no habían tenido el apoyo necesario para establecer una adecuada lactancia. Esperamos que con él os podamos ayudar un poquito.

El colecho, ¿es seguro para mi bebé?

Hace poco publicamos en uno de nuestros Pediconsejos, una infografía sobre la muerte súbita del lactante (SMSL, os la hemos dejado al final del post). En ella, entre los factores de riesgo para dicho síndrome, figura el colecho. Much@s os habéis sorprendido y nos habéis preguntado que por qué ocurre esto y que si realmente es peligroso practicar colecho con vuestros hijos. Hemos decidido dedicar un post entero a la relación entre el colecho y la muerte súbita para despejar dudas y que podáis decidir si queréis practicarlo con toda la información a vuestra mano.

Pero vamos por partes…

¿Qué es el colecho?

Como su propio nombre indica, el colecho es compartir regularmente la cama con el bebé para dormir. Esta forma de descansar ha sido practicada desde hace muchíiiisimos años por la humanidad, tanto en culturas antiguas como en actuales. Con ello, el bebé pasa los primeros meses de su vida muy cerca de su madre lo que garantiza un buen apego y facilidad para la lactancia materna.

Últimamente está en boca de todos porque cada vez son más las familias de nuestro entorno que deciden practicarlo, ya no solo como una forma de descanso sino como una parte importante del modelo de crianza que han elegido para sus hijos.

Pero como bien sabéis, éste que leéis no es un blog sobre crianza, es un blog sobre pediatría así que no esperéis una defensa a ultranza sobre si el colecho es mejor para vuestro bebé ni una condena sobre lo malo que puede ser en cuanto a la crianza se refiere.  Eso se lo dejamos a los neuropsicólogos infantiles que saben mucho más sobre el tema: por ejemplo podéis buscar información en internet sobre el tema del colecho de Alvaro Bilbao, autor del blog y el libro El cerebro del niño explicado a los padres, o de Albert Soler, creador de las Píldoras de psicología (una en concreto sobre el colecho que es un buen resumen), ambos muy didácticos y con mensajes claros y directos.

Al final, la decisión de cómo criar a un niño debe ser tomada por sus p/madres después de sopesar qué es lo que creen que es mejor para ellos y elegir un modelo de educación. Por lo que respecta a este blog, solo comentaremos las implicaciones que puede tener en la salud de los niños.

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Mamá y su bebé practicando colecho

¿Y qué es el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante?

Aunque se desconoce la causa, la definición más aceptada es aquella «muerte súbita de un niño de menos de un año de edad, que ocurre aparentemente durante el sueño y que permanece sin explicación después de la realización de una minuciosa investigación postmortem, que incluye la práctica de la autopsia, examen del lugar del fallecimiento y revisión de la historia clínica». Esta definición la podemos encontrar dentro del Libro Blanco de la Muerte Súbita Infantil de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y que podéis consultar en este Link.

Pese a que no se conoce la causa, se han conseguido identificar algunos factores de riesgo para que ocurra así como otros protectores para no padecerlo. Entre todos ellos, tanto la lactancia materna como poner a los niños a dormir boca arriba son de los más conocidos. De hecho, desde que a finales de los años 90 se hicieron campañas para que los niños durmieran boca arriba se ha conseguido disminuir drásticamente la incidencia, actualmente 0,5-1 casos por cada 1.000 recién nacidos vivos. En España esto significa unas 100 muertes al año.

También se sabe que cuando sucede una muerte súbita coinciden al menos 2 factores de riesgo en el 95% de los casos, lo que pone de manifiesto el origen multifactorial de este síndrome. Pero además, no se puede prever qué niños lo padecerán a pesar de que en ellos concurran muchos de los factores de riesgo y pocos de los protectores.

Otra dato importante sobre el SMSL es que la mayoría de esos factores protectores y de riesgo han sido extraídos de estudios de «poca calidad». Esto se debe a que, afortunadamente, existen pocos casos de SMSL lo que permite sacar de ellos conclusiones limitadas. Pero además, estos estudios son retrospectivos. En este tipo de estudios estadísticos lo que se hace es evaluar qué ha ocurrido después de que haya acontecido el suceso, y así intentar dar una explicación. Como hemos dicho este tipo de estudios no son los mejores para establecer relaciones pero el SMSL es una patología compleja que en muchos casos no permite hacerlo de otra forma.

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Bebé durmiendo boca abajo, uno de los factores de riesgo más importantes para el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante

¿Y qué pasa entonces con el colecho y la muerte súbita?

El documento antes citado así como las recomendaciones de consenso del Comité de Lactancia Materna de AEP cuenta entre los factores de riesgo para la muerte súbita del lactante al colecho. Este Comité recomienda que los lactantes menores de seis meses duerman en «su cuna, boca arriba, cerca de la cama de sus padres» como forma más segura para dormir, lo que disminuiría el riesgo de muerte súbita en más del 50%. Esto es así porque en algunos estudios del tipo que os hemos contado se encontró esa relación (quizá el más conocido es éste de aquí, que afirma claramente que existe esa relación directa entre el SMSL y el colecho). Otro organismo importante que opina parecido es la Academia Americana de Pediatría. Os podéis imaginar que por tanto algunos pediatras se laven las manos y digan «no hagáis colecho, que es peligroso», pero las cosas no son tan fáciles como eso.

El problema (y el debate) se plantea cuando otros estudios afirman que el colecho aumenta las tasas de éxito de lactancia materna. También es conocido que la propia lactancia materna supone un factor protector contra el SMSL. Esto ha llevado a plantearse a otras asociaciones como la IHAN (Iniciativa para la Humanización del Nacimiento y la Lactancia, auspiciada por UNICEF) y la Liga de la Leche, que el colecho realizado en el contexto de lactancia materna quizá no aumentaría ese riesgo de muerte súbita e incluso se podría recomendar como medida que potencie la lactancia materna. En este otro artículo de la Asociación Española de Peditría de Atención Primaria podéis leer más sobre el tema.

No resulta difícil de entender que, si por un lado parece bueno pero por otro malo, en este mundo que vivimos tan polarizado en el que cuesta encontrar el punto medio, hayan salido a la palestra defensores extremos del colecho y sus beneficios y también detractores.

En nuestra opinión, son dos caras de la misma moneda. Nosotros preferimos hablar de «colecho seguro», ya que lo que sí que parece claro es que el colecho realizado bajo ciertas circunstancias concretas no tendría por qué suponer mayor riesgo para sufrir una muerte súbita. Por ejemplo, estas fotos de abajo son las típicas situaciones en las que el colecho debería de evitarse como veréis más adelante.

¿Qué es lo que tengo qué hacer entonces para que sea seguro hacer colecho con mi bebé?

Si consultamos lo que opinan el Comité de Lactancia de la AEP y la IHAN, como grandes defensores en nuestro país de la lactancia materna, a primera vista podrían parecer contradictorias.

Como hemos dicho, el Comité recomienda que los niños duerman en una cama diferente a sus padres, mientras que la IHAN resalta que no existe evidencia para decir que el colecho se relacione con el SMSL.  Lo más interesante es que ambas asociaciones resaltan que el colecho se debe realizar SOLO bajo ciertas circunstancias y siempre que al bebé se le alimente con lactancia materna y no con artificial, debiendo evitar ciertas situaciones concretas. Es decir, no todas las mamás estarán en posición de poder realizar colecho con todas las garantías.

En este sentido el Comité de Lactancia Materna recomienda que NO se realice colecho en estas circunstancias (y citamos textualmente):

  • Lactantes menores de tres meses de edad.
  • Prematuridad y bajo peso al nacimiento.
  • Padres que consuman tabaco, alcohol, drogas o fármacos sedantes.
  • Situaciones de cansancio, especialmente de cansancio extremo, como el postparto inmediato.
  • Colecho sobre superficies blandas, colchones de agua, sofá o sillones
  • Compartir la cama con otros familiares, con otros niños o con múltiples personas.

En cuanto a la IHAN, ellos recomiendan que el colecho NO lo realicen (y también citamos textualmente) «madres en las que la lactancia natural esté contraindicada por algún motivo (por problema materno o neonatal) o para las que, aun pudiendo amamantar, precisan tomar medicación que pudiera alterar la normalidad del sueño natural». Además recomiendan que se eviten ciertas prácticas en el caso de que «se decida dormir con el bebé porque pueden convertir el colecho en poco seguro» como:

  • Compartir el sueño con el lactante en superficies poco seguras: colchones blandos, sofás o sillones o con edredones o almohadas en la cama.
  • Ofrecer al recién nacido o lactante leche artificial.
  • Tomar medicación para dormir.
  • Fumar o tomar alcohol o drogas ilegales.
  • Compartir la cama con otras personas que no sean los padres biológicos (otros hijos o la pareja de la madre).

Como habéis podido leer no son posiciones tan enfrentadas como mucha gente os hará creer ya que ambas abogan porque el colecho se realice SOLO si existen las garantías suficientes de que sea una práctica segura.

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Colecho seguro (incluso con el rímel…)

Entonces, ¿Cuál debería ser mi decisión?

Lo que sí está claro es que la decisión última de si una familia quiere hacer colecho debe ser tomada por los padres. Tendrán que ser ellos los que decidan si quieren una forma más cercana de crianza o simplemente prefieren tenerlo en la cama cerca para no levantarse por las noches a coger al niño cuando haya que darle de comer o dormir. Ambas dos son igual de válidas como también lo es la decisión de los padres que prefieren no practicarlo.

Los pediatras somos los que tendremos que asesorar e informar sobre si en las circunstancias concretas de cada pareja supone una práctica segura o no, y nunca juzgarles independientemente de la decisión que tomen.

Por ejemplo, un pediatra nunca debería recomendar el colecho a una familia que alimenta a su hijo con lactancia artificial o que fuma. Tampoco a padres con hijos prematuros o con otras enfermedades. O a una madre que toma un antihistamínico (medicamento para la la alergia que puede provocar sueño). El colecho debería realizarse siempre en una cama firme, boca arriba y no en un sofá para dormir una «siestecita». Como veis estas son circunstancias que por sí mismas son factores de riesgo para el SMSL y por tanto no deberían combinarse con el colecho.


A modo resumen, esperamos que después de todo lo leído, hayáis entendido que de lo que se trata es de realizar colecho con garantías, en el que no confluyan factores de riesgo y existan el máximo de factores protectores para el SMSL. Bajo estas circunstancias estarías practicando un «colecho seguro».

En este link tenéis un documento de la Liga de Leche a modo de check list para comprobar si cumplirías con los requisitos para hacer un colecho seguro.

Por cierto, todas estas recomendaciones/advertencias están realizadas para niños menores de un año (y si me apuran de seis meses) ya que el SMSL se produce por debajo de esta edad y se supone que por encima del año no hay riesgo de que ocurra.


Os dejamos aquí el Pediconsejo del que os habíamos hablado y en un futuro haremos un post sobre el SMSL explicando bien qué es y cuáles son sus factores de riesgo.

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El copyright de la imagen de cabecera de este post pertenece a Melanie Parejo McWey bajo una licencia CC BY-NC-ND 2.0. El copyright de las imagines del mosaico pertenece (por orden de arriba abajo y de izquierda a derecha): ex.libris (licencia CC BY-NC-ND 2.0), Ross Burton (licencia CC BY-NC-ND 2.0), Sean Donohue (licencia CC BY-NC-ND 2.0) y Matt (licencia CC BY-ND 2.0).

Consejos sobre Lactancia Materna: los primeros días

Seguimos con la recién estrenada sección, esta vez hablamos de los primeros días tras el parto y su relación con lactancia materna : un tabú para muchas madres y un mundo muy desconocido para otras. Después de este post esperamos que ya no lo sea tanto. Empecemos por el principio.

Tras el nacimiento: el «piel con piel»

La práctica del «piel con piel» supone la no separación de madre-hijo en el momento inmediato tras el nacimiento, directamente cuerpo con cuerpo, y mantenido durante al menos 60 minutos. Para ello deberán ser retrasadas prácticas tan habituales como la toma del peso, el secado y otras que se realizarán en las siguientes horas de vida del bebé. Se sabe que esto ayuda al recién nacido a estabilizar mejor sus parámetros fisiológicos (respiración, frecuencia cardíaca, temperatura) y además es un factor de buen pronóstico para el inicio y el establecimiento de la lactancia materna. La gran mayoría de los recién nacidos serán capaces de realizar un enganche espontáneo para la realizar su primera toma de calostro (la leche materna de los primeros días).

Siempre que no exista contraindicación e independientemente del tipo de parto debe realizarse según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (Link)

El calostro: No se si será suficiente leche para mi Bebé

A menudo nos encontramos con madres que tienen dudas sobre si el escaso volumen de este líquido amarillo y espeso será suficiente alimento para cumplir las necesidades nutricionales de su bebé. La realidad es que sí: los recién nacidos no precisan de volúmenes mayores de 5-7 ml por toma (correspondiente a una cucharita de postre)en el primer día de vida. Además el calostro tiene una composición nutricional rica en grasas, proteínas y azúcares, y lo más importante en componentes inmunológicos que protegerán el intestino del bebé frente a los agentes infecciosos o las alergias (en ocasiones la llamamos la «primera vacuna»).

Dado que el volumen es pequeño la frecuencia de las tomas debe ser elevada para asegurar una adecuada ingesta. Se recomienda no realizar menos de 8-10 tomas al día. Es normal que tras las primeras horas de vida en las que el recién nacido se encuentra muy activo entre en un periodo de «bello durmiente» en el que será muy complicado despertarlo para comer. Tranquilos que después pedirán sin parar.

La pérdida de peso de los primeros días es necesaria pero debe ser controlada por los profesionales para que no sea excesiva.

Las grietas o enrojecimiento de los pezones así como el dolor durante la toma no son normales y se producen por una inadecuada técnica de enganche. A ser posible cuando existen estos problemas el enganche debería ser evaluado por un profesional con formación en lactancia o consejer@ en lactancia materna, para solventar las dificultades existentes y asegurar una continuación de la lactancia.

No dudes en que este será el mejor alimento del recién nacido en sus primeros días.

La subida de la leche

O bajada como dicen en algunos países. Este es el momento en el que la leche inmadura («calostro») pasa a ser madura, es decir se vuelve de color blanquecino y aumenta considerablemente en volumen para quedarse en esta forma tanto tiempo como dure la lactancia.

Los cambios en el pecho se vuelven evidentes: aumentan en tamaño (todavía más), temperatura y si la técnica de extracción del bebé no es adecuada podrían aparecer problemas como la ingurgitación o la obstrucción mamaria (normalmente veremos zonas del pecho enrojecidas, duras o doloridas).

El momento de la subida de la leche suele ser al 3º-4º día tras el parto en mujeres que han dado a luz por primera vez y en torno al 2º día para aquellas que ya han dado el pecho previamente. Factores como parto por cesárea o separación madre-hijo entre otros pueden retrasar este momento.

Es de suma importancia que la técnica de enganche sea adecuada (como ya hemos recalcado en el párrafo anterior) para que la transición a este momento sea lo más adecuada posible. Si tienes problemas con el enganche no dudes en consultar ya que los recién nacidos que no se «enganchan adecuadamente» además de producir grietas y dolor en la madre, no extraen la cantidad de leche materna que realmente necesitan y por ello serán niños que hacen tomas continuas al pecho, lloran si los separas y no ganarán peso de forma adecuada.

La lactancia materna durante el primer mes de vida

Pasados los primeros días, si no existen problemas con el enganche, pronto veréis como el recién nacido mojará un mínimo de 6 pañales al día con pis claro y hará deposiciones amarillentas, líquidas y con grumos. Empezará a regular las tomas siendo siempre más frecuentes durante la tarde y la noche con espacios de sueño profundo entre tomas, siendo muy importante realizarlas a demanda.

Será el pediatra durante este mes el que valore la ganancia de peso así como el estado de hidratación y nutrición del recién nacido.


En resumen y como veis el camino inicial es largo pero con la ayuda y el conocimiento suficiente no será complicado llegar. Recalcar que durante el inicio de la lactancia materna el dolor y la grietas NO son normales y que pedir ayuda a tiempo mejorará el éxito de vuestra lactancia.

El aseo en el recién nacido

Tras el alta hospitalaria después del nacimiento de un bebé, es muy habitual en nuestras consultas las preguntas de los padres tales como: ¿Cuándo puedo bañar a mi bebé?, ¿qué cremas necesita para el cuidado de su piel?, ¿cuándo puedo cortarle las uñas? o incluso sobre el uso de colonias y otros productos de perfumería. En el fondo, los cuidados de un bebé no varían de los que se hacían en el hospital, simplemente cambia la ausencia de supervisión directa del personal sanitario.

En el post de hoy intentamos resolveros todas las dudas sobre el aseo de vuestros más pequeños.

El momento del baño del recién nacido

No existe consenso sobre cuánto hay que bañar a un recién nacido. Es igual de bueno decidir hacerlo de forma diaria que cada dos días o incluso más. En España clásicamente se ha recomendado el baño a diario mientras que en otro países del norte de Europa (con climas más fríos) las recomendaciones son hacerlo cada cuatro o incluso seis días. Seguramente estos compartimientos y actitudes sobre el aseo responden a cuestiones culturales que poco tienen que ver con lo que realmente necesita un bebé. En un estudio publicado se observó que no había diferencias en problemas de la piel entre los niños que eran bañados a diario respecto a aquellos que lo hacían cada 6 días.

Por tanto, sois vosotros los que tenéis que decidir cada cuanto bañáis al recién nacido. Si el momento del baño supone un estrés tanto para el bebé como para los papás podéis evitar hacerlo a diario tranquilamente. Por el contrario, si es un momento agradable lo normal es hacerlo de forma diaria.

Lo que sí está claro es que la piel del recién nacido es más delicada. Por ello deben utilizarse jabones que suaves con pH neutro y sin detergentes. Los niños con piel atópica (problema que no suele aparecer antes de los 3 meses de edad) requerirán unos cuidados y productos específicos de la piel que tú pediatra podrá recomendarte.

Otra error frecuente es el no sumergir la tripa de los recién nacido para evitar que el cordón umbilical se moje. El problema no está en que el cordón se moje (de hecho es necesario para una buena limpieza del mismo como te comentamos en este otro post) sino que luego lo sequemos bien para que no se reblandezca.

Por último, antes de bañar al bebé debes comprobar la temperatura del agua (ideal entre 35 grados centígrados). No es imprescindible tener un termómetro para afinar tanto la temperatura simplemente comprobar el estado templado de la misma con la mano y ¡a disfrutar del baño!

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El cuidado de las uñas

Es habitual que los bebés nazcan con las uñas muy largas, a veces tanto que provocan pequeños arañazos en la cara. Esto lleva a los padres a una pregunta muy lógica: ¿desde cuándo pueden cortarle las uñas a mi hijo?.

No existe contraindicación formal en usar una tijera de punta roma para recortarlas. El problema surge en que la punta de las uñas de los recién nacidos suele estar pegada la piel del dedo, lo que provoca que en muchas ocasiones al utilizar la tijera se provoque una pequeña herida, la cuál puede infectarse. Una posibilidad alternativa a la tijera es usar una lima, pero suele ser muy difícil su uso ya que las uñas de un recién nacido son muy blandas (de hecho se desprende a veces con el roce).

Por tanto, lo mejor es aplicar el sentido común. Si tu hijo tiene las uñas échale un poco de paciencia y retrasa así hasta las tres o cuatro semanas de vida el empleo de la tijera (y recuerda, siempre cortarlas rectas).

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Cremas y cuidado de la piel

Durante todo el embarazo la piel de un recién nacido está en contacto directo con un ambiente húmedo (el líquido amniótico). Tras el parto, toda esa humedad desaparece para pasar a estar en contacto con un ambiente seco como es el aire.

Bajo estas circunstancias la piel del recién nacido tiende a secarse de forma natural, incluso se cuartea. Pasada la primera semana de vida, la piel del bebé suele haberse adaptado a la nueva situación pasando a ser una piel tersa y suave.

Por ello el uso de cremas en las primeros días de vida no es estrictamente necesario, ya que es normal que la piel esté seca. En el caso de que creas que esa sequedad es excesiva y hayas decidido emplear alguna crema, debes elegir una especial para bebés con el menor numero de irritantes posibles (parabenos, perfumes…).

Tampoco es necesario una crema especial para el área del pañal. En general, el cambio frecuente para evitar que la orina o las heces estén mucho tiempo en contacto con la piel es suficiente. En caso de que el área genital se ponga roja o irritada puede ser necesario el empleo de una pasta al agua (crema especial a base de vaselina y polvos de talco que aísla la piel de nuevas agresiones). En caso de que no mejore extremando las medidas de higiene debes consultar con tu pediatra.

Uso de colonia

El olfato es uno de los sentidos más desarrollados en el recién nacido junto al tacto, de hecho el bebé aprende el olor de su madre ya desde el útero. Es por ello que el empleo de colonias, aunque no esta prohibido ni desaconsejado, puede alterar el vínculo al perder el reconocimiento que realiza el bebé con su madre a través del olfato. De la misma manera, la madre no debería emplear el uso de perfumes de fuerte olor que interfieran en el reconocimiento madre-hijo.

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