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Insolaciones y golpes de calor en niños

Con la llegada del buen tiempo, los niños suelen realizar muchas actividades al aire libre. En este blog ya hemos hablado de cómo protegerlos contra las quemaduras solares pero además, con las altas temperaturas, podemos sufrir un golpe de calor si no extremamos una serie de medidas preventivas para evitarlo. Además, los niños, debido a sus características especiales, están más expuestos a sufrirlos, al igual que pasa en las personas de más edad.

En este post encontrarás información útil sobre qué es el golpe de calor y las insolaciones y cómo prevenirlas.

¿Qué es un golpe de calor?

Un golpe de calor es aquella situación en la que el cuerpo no se adapta a las altas temperaturas ambientales. Si esto ocurre, el cuerpo sufre una serie de cambios en los que la fiebre por encima de 40ºC es uno de los síntomas principales.

Las insolaciones -o agotamientos por calor, como también se conocen- serían aquellas situaciones previas al golpe de calor en la que se producen los síntomas propios de la mala adaptación al calor pero sin que se produzca la fiebre.

Las insolaciones y el golpe de calor son la misma patología. En el primero se producen los síntomas de forma más leve y en el golpe de calor acaba apareciendo fiebre.

Como os podéis imaginar, los niños, debido a que no poseen los mecanismos suficientes para compensar el calor ambiental, están más expuestos a sufrirlos, sobre todo si son menores de un año. Por ello, es muy importante que vosotros, sus padres, estéis atentos y pongáis los mecanismos suficientes para evitarlos.

¿Qué síntomas produce?

Cuando el cuerpo no se adapta al calor se produce una alteración del contenido de agua corporal y/o las sales minerales. Con ello aparece debilidad muscular, nauseas y vómitos, falta de apetito, dolor de cabeza (o irritabilidad en niños pequeños) y tendencia al sueño, entre otras. En el caso de las insolaciones, la temperatura corporal se mantiene normal.

Cuando la insolación evoluciona a golpe de calor se produce la mencionada elevación de la temperatura corporal hasta producir fiebre cercana los 40ºC. Esto se debe a que en el golpe de calor se produce una alteración de la termorregulación central a diferencia de en la insolación en la que esta regulación está conservada. Si no se ponen las medidas adecuadas para solucionarlo, se puede poner en peligro la vida de la persona que lo sufre.

En caso de que detectes alguno de estos síntomas en vuestros hijos, debéis acudir al hospital a que un pediatra evalúe cuál es la situación y las necesidades de tratamiento.

¿Cómo puedo prevenirlos?

Tranquilos, pese a la gravedad del cuadro clínico, es poco frecuente y, sobre todo, existen una serie de medidas preventivas fáciles de aplicar para evitarlos.

El primer y mejor consejo es evitar en la manera de lo posible la exposición al calor: busca un lugar fresquito para estar durante la temporada de altas temperaturas. Sin embargo, todos sabemos que es imposible no estar expuesto de algún modo a estas situaciones durante el verano por lo que es fundamental que las medidas a aplicar las conozcáis para poder evitarlos:

  1. Bebe agua con frecuencia. A los niños pequeños, debido a que no tienen acceso al agua de forma voluntaria, debemos ofrecérsela a menudo.
  2. Realiza comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el calor (la fruta y las ensaladas son ideales para este propósito).
  3. Evita la exposición al sol y el calor durante las horas centrales del día, que es cuándo más calor hace. En caso de que quieras salir a pasear con tu bebé hazlo a primera hora de la mañana o última de la tarde.
  4. Realiza actividades tranquilas con tus hijos evitando realizarlas al aire libre y el deporte si hace mucho calor.
  5. Utiliza ropa que no abrigue en exceso, ligera y transpirable como el algodón y el lino, evitando los colores oscuros.
  6. Se pueden emplear ventiladoresy aires acondicionados para refrescarse.
  7. Bajo ningún concepto debes dejar a un niño en un coche encerrado mientras realizas un recado, aunque dejes las ventanas abiertas.

Como hemos dicho, es muy importante mantener una buena hidratación para evitar los efectos del calor.  A los lactantes pequeños que realizan lactancia materna exclusiva no es necesario ofrecerles agua, es suficiente con ofrecerles el pecho frecuentemente.


El copyright de la imagen de cabecera de este post pertenece a juantiagues bajo una licencia CC BY-SA 2.0.