Una de las grandes preguntas que hacen los padres en la consulta cuando sus hijos son pequeños es si deben realizar algún cuidado especial con el pene de sus bebés, de hecho, en alguna ocasión, nos sueltan frases del estilo: «¿Y qué tenemos que hacer con eso?». En parte se debe a que los genitales son un tabú del que poco se habla en la sociedad en la que vivimos, pero también porque antiguamente se solía dar un tirón a los bebés de menos de un año para conseguir eliminar la fimosis del lactante que, como veremos en este post, es habitual y mejora con la edad sin hacer (casi) nada en la gran mayoría de los casos.
Esperamos que después de leer este texto estéis preparados para dar a vuestros hijos los cuidados que necesitan. ¡¡Vamos con ello!!
¿Qué es la fimosis y qué podemos esperar de su evolución?
La fimosis es el estrechamiento de la piel que recubre el glande, es decir, el prepucio. Esta estrechez da lugar a que sea difícil que el glande se quede al descubierto con la retracción del prepucio.
La fimosis es una condición normal en los recién nacidos, de hecho, cerca del 90% lo presentan al nacer, por lo que no debe considerarse una enfermedad en este momento. Además, los niños pequeños suelen presentar adherencias entre el glande y el prepucio, lo que hace más difícil todavía la retracción de la piel.
Por otro lado, en la gran mayoría de los niños, la fimosis se resuelve de forma espontánea sin hacer nada. En torno a los 4-5 años, solo un 10% la presenta y al llegar a la adolescencia se ha resuelto en el 99% de los niños. Se cree que la fimosis desaparece por varios mecanismos. Primero, porque la piel del prepucio se va ablandando con el paso de los años y, segundo, porque las erecciones espontáneas, frecuentes en esta edad, junto con el crecimiento del pene van desprendiendo poco a poco las adherencias permitiendo que el glande quede expuesto al retraer de forma suave la piel del prepucio.
Por tanto, si véis que el pene de vuestro bebé tiene el prepucio muy estrecho o te han dicho directamente que tiene fimosis, tranquilidad, es algo normal que se resuelve solo en la gran mayoría de los casos sin hacer nada.
¿Y por qué es importante la fimosis?
Algunos estaréis pensando que si la fimosis es algo normal y habitual, tampoco habría que darle tanta importancia. Sin embargo, existen varios motivos por lo que los pediatras valoramos si los niños tienen fimosis durante su desarrollo.
Cuando no se puede retraer la piel del prepucio, es difícil realizar la higiene local, lo que puede dar lugar a una irritación e inflamación de la zona que se conoce como balantitis.
Por otro lado, si la fimosis no se resuelve antes de la edad adulta, esta puede dar lugar a relaciones sexuales no satisfactorias al condicionar dolor durante las mismas.
Por último, en aquellos niños en los que la estrechez existe pero no es lo suficientemente importante como para que el glande no quede expuesto al realizar una retracción prepucial, cabe la posibilidad de que, en una de esas veces, el prepucio consiga llevarse hasta el final pero no consiga volver de nuevo a sus situación inicial. Esto es lo que se conoce como parafimosis. Es una urgencia médica que debe resolverse siempre que se presente.
¿Qué deben hacer los padres con el pene de sus hijos si tiene fimosis?
Aunque hemos dicho que no hay que hacer «nada» para solucionar la fimosis de un niño, esto es una verdad a medias.
Lo que se debe hacer es lavar todos los días la zona con agua y jabón para mantenerla limpia y aseada. Para ello, los padres, deben realizar una tracción suave del prepucio sin llegar a forzar la estrechez en ningún momento, ya que esto podría empeorar la fimosis que presenta el niño.
¿Y hace falta dar el famoso «tirón» como se hacía antes?
Muchos estareis pensando que antiguamente la solución era dar un tirón al prepucio con la intención de dilatar la estrechez de forma artificial dejando por fin al aire el glande. Y dicho así, no parece una mala idea.
Sin embargo, esa retracción forzada, además de ser muy dolorosa, puede dar lugar a desgarros en la piel del prepucio que al cicatrizar empeoren la fimosis inicial. Es lo que se conoce como fimosis cicatricial.
Por tanto, y teniendo en cuenta que la evolución natural de la fimosis es resolverse sola, lo prudente es esperar durante los primeros años de vida a ver qué pasa antes valorar si el niño necesita algún tratamiento.
¿Cuándo hay que tratar la fimosis?
Si al llegar a los 3 o 4 años, el niño sigue teniendo fimosis, es el momento de plantearse si la estrechez es lo suficientemente importante como para que al llegar a la adolescencia no se haya resuelto.
En estos casos, se emplea con buenos resultados un tratamiento tópico con una crema con corticoides de baja potencia como primera opción, antes de que el cirujano infantil plantee la necesidad de una intervención quirúrgica. Si a pesar de este tratamiento persiste la fimosis, la solución definitiva es la intervención quirúrgica, como podéis leer en este link de la Sociedad Española de Cirugía Infantil.
En resumen, a todos los niños se les debe realizar una tracción suave del prepucio para poder realizar una higiene local de la zona de forma periódica como parte de sus cuidados habituales. Al llegar a los 3-4 años, si la fimosis persiste, el pediatra valorará si se debe tomar alguna medida para solucionarla antes de llegar a la edad adulta.
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