Mi hijo ya tiene un año. ¿Es normal que todavía no camine?

El inicio de la marcha libre es uno de los hitos del desarrollo que más expectación causan tanto a padres como abuelos. Es el momento en el que niño pasa a ser algo más independiente y en el que también empieza a hacerse chichones sin parar. A partir de aquí las tardes de parque se convierten en auténticas carreras detrás de la criatura, pero qué alegría da cuando por fin echan a andar. El momento exacto en que cada niño comienza a caminar es muy variable, y el hecho de que uno lo haga a los 10 meses y otro a los 15 va a depender de muchos factores. En este post os aclararemos las dudas más frecuentes en torno a este tema que a menudo nos preguntáis en la consulta.

¿Cómo puedo saber si mi hijo va a empezar a caminar?

En la sabiduría popular de la mayoría de los hogares, se considera que el dintel del año de vida es la edad más habitual a la que un niño comienza a caminar, sin embargo, los pediatras sabemos que es tan normal que un niño comience a caminar con 10 meses como que lo haga con 18 meses. El hecho de que la marcha libre aparezca antes o después depende fundamentalmente del nivel de desarrollo neurológico que presenta cada uno, y que ocurre, como bien podéis imaginar, de forma distinta de un niño a otro. Para caminar de forma liberada es necesario que antes el niño se mueva de alguna forma autónoma (gateo o equivalentes del gateo, como arrastre con el cuerpo o con el culo), que sea capaz de sentarse y ponerse de pie sin ayuda, y que empiece a dar sus primeros pasos con apoyo, es decir, pasos laterales mientras camina apoyádose sobre el sofá o una mesa baja. Y todo esto sucede siempre en el mismo orden, por lo que podréis calcular más o menos cuando caminarán según el momento que hayan empezado a gatear o a ponerse de pie solos. Lo habitual es que el gateo aparezca entre los 6 y los 9 meses de edad, como veis es un periodo de tiempo que también es muy variable. Los niños prematuros pueden tardar más tiempo en realizar estos “hitos” ya que suelen presentar un desarrollo más acorde con su edad corregida (es decir la que deberían tener si hubieran nacido a término) y no con la edad cronológica.

Ya, pero es que mi hijo se desplaza por todo el salón apoyado pero no consigo que de pasos solo

El hecho de que un niño se suelte para practicar la marcha libre también depende mucho de cómo de atrevido sea el niño. Muchos son capaces de soltarse y mantener el equilibrio de pie, pero cuando les animamos a moverse se tiran al suelo y gatean. Esto es así porque todavía no se sienten seguros y prefieren desplazarse como saben que pueden hacerlo sin problema. Otros más atrevidos, se lo pensarán menos y enseguida echarán a andar, eso sí, se caerán muchas veces más, pero tranquilos que no pasa nada, ya que por suerte estas caídas desde su propia altura no suelen conllevar ningún evento grave más que un buen chichón que mejorará pronto con un poco de hielo y muchos mimos. En ocasiones, después de una traspié pueden mostrarse reticentes a volver a soltarse; en estos casos mostradles seguridad y quitad importancia a las caídas, veréis como enseguida se animan a volver a intentarlo.

Entonces, ¿sirve de algo que yo le ayude a caminar?

Si estáis leyendo con atención veréis que la “decisión” de caminar depende del carácter de cada niño y de cuál sea su desarrollo madurativo. Llegado el momento, el niño debe disponer de un espacio preparado y seguro donde pueda moverse libremente. Es ideal un sitio donde la superficie sea firme, sin trastos con los que pueda tropezar y con muebles o “elementos” que le permitan agarrarse en el caso de que busque un apoyo. Así, un salón despejado con algún mueble donde agarrarse, con una alfombra o una superficie de corcho, es un buen lugar donde ponerse a practicar. Siempre podemos animarles a cierta distancia con algún juguete que les pueda gustar y que se acerquen a buscarlo. Sin embargo, de nada sirve que cojamos a la criatura de las manos y lo “pongamos a caminar” con nosotros detrás, ya que esto altera el equilibrio del niño al cambiar el centro de gravedad de la marcha, además de que no fomenta su autonomía. Por ello, podéis olvidaros de esta práctica tan habitual, porque el niño va a caminar solo cuando decida hacerlo por él mismo, por mucho que desde edades tempranas nos empeñemos en ponerlos de pie y sujetarlos para que den sus primeros pasitos como si fueran un títere. Por otro lado, los andadores tampoco ayudan ya que no favorecen el desarrollo psicomotor, además de ser peligrosos. En este sentido, el niño andará cuando le toque, por mucho tacataca que lleve usando desde los 6 meses.

Y si ya se pone de pie solo, ¿es necesario que use zapatos?

Es muy importante para el desarrollo de la marcha las sensaciones que recibimos a través de los pies, por lo que os animamos a dejar a vuestros hijos descalzos o bien usar zapatos de suela fina o algún tipo de calcetín antideslizante, y no os preocupéis porque este no va a ser el motivo de que se acatarren… No perdáis la oportunidad de poner a los bebés descalzos en el césped, la arena de la playa o del parque para que experimenten distintos estímulos. Aunque os parezca que es mejor ponerles unos zapatos rígidos que recojan el pie para así ganar en estabilidad durante esos primeros pasos, esta no es un práctica adecuada. Parte del aprendizaje de la marcha consiste en que el pie gane en estabilidad y para ello es preferible que se hagan fuertes y se desarrollen sin impedimentos, es decir, con calzados muy livianos o simplemente estando descalzos.

Y si tarda en andar, ¿cómo puedo saber si mi hijo tiene un desarrollo neurológico normal?

La mayoría de los niños que tardan un poco más en empezar a andar van a ser niños normales, sobre todo si otras áreas del desarrollo neurológico, como el lenguaje o la socialización, son normales. En general, será cuestión de esperar un poquito más y estimularlos con juegos y entornos favorables. Aunque no lo parezca, los pediatras evaluamos el desarrollo neurológico de cada niño en todas las revisiones a las que acudís a visitarnos. La mayoría de las veces con un simple vistazo a cómo entra en la consulta y cómo se mueve es más que suficiente para valorar si el desarrollo del niño corresponde a su edad; en otras, realizamos exploraciones neurológicas más completas en busca de algún dato de alarma. Eso sí, de forma general la edad que nos marcamos lo pediatras para que un niño camine de forma liberada es en torno a los 18 meses. Si a esa edad el niño no se ha soltado debemos investigar un poco más a fondo si es posible que se deba a algún problema. En cualquier caso, si tenéis dudas sobre el desarrollo neurológico de vuestro bebé debéis siempre consultar con vuestro pediatra de confianza.
En resumen, vuestro hijo caminará cuando le toque y no cuando vosotros queráis. Mientras llega el momento podéis estimularlo con entornos adecuados, que ofrezcan la posibilidad de alcanzar los distintos “hitos del desarrollo” a su ritmo.

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2 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser karol cynthia garcia panduro

    Buenas noches,me parece que es algo normal, mi niña caminó de 1 año y 10 meses, al principio me preocupaba, le llevaba a terapia, ahí me indicaron que todo esta normal y en su debido tiempo,ya que tampoco gateo.

    27 noviembre 2020 | 2:01 am

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