Plagiocefalia postural: cuando se deforma la cabeza de un bebé

No se si os habéis fijado alguna vez en unos cascos de colorines un poco aparatosos que llevan algunos niños pequeños. Lejos de ser utilizados como medida preventiva contra un coscorrón, esas ortesis (así es como se llama a los dispositivos que nos ayudan a corregir una deformidad o malformación) están pensadas para devolver al cráneo la forma redondeada de los bebés con plagiocefalia, un tipo de deformidad de la cabeza que se produce por estar apoyada de forma constante en la misma zona.

No se si os acordaréis de cuando estudiabais el cuerpo humano en el colegio, pero el cráneo está formado por varios huesos (frontal, parietal, temporal, occipital…). Al nacimiento estos huesos no están fusionados entre si por dos motivos. El primero, para permitir que la cabeza se amolde al canal del parto (un sitio muy estrecho para que pase una cabeza, todo hay que decirlo) y, en segundo lugar, para que crezca a medida que lo va haciendo el cerebro de los niños. Por este motivo, y hasta que el cráneo se cierre, es fácil que se deforme si siempre esta apoyado en el mismo lado, dando lugar a la plagiocefalia.

En este post os contamos qué medidas preventivas podéis poner en práctica para evitar la plagiocefalia y, en el caso de que se produzca, qué podéis hacer antes de que vuestros hijos acaben con el temido casco de colorines en la cabeza.

¿Qué es la plagiocefalia postural?

El significado de «plagiocefalia» hace referencia a «cabeza oblicua» (la palabra plagio en griego significa oblicuo) y define muy bien qué forma adopta el craneo de los bebés en esta deformidad. Como podéis ver en la foto de abajo, al mirar la cabeza desde arriba esta adquiere la forma de un paralelogramo.

Plagiocefalia en forma de paralelogramo. Obsérvese como las orejas no están a la misma altura.

En los últimos 30 años hemos vivido una «epidemia» de plagiocefalia postural debido a que desde el año 1992 se recomienda que los niños duerman boca arriba como medida para prevenir la muerte súbita del lactante y, por tanto, con la parte de atrás de la cabeza apoyada sobre el colchón. Antes de esa fecha era una deformidad rara, pero en la actualidad es el primer motivo de derivación a las consultas de Neurocirugía desde Atención Primaria y su incidencia varía desde 1 de cada 300 niños sanos hasta un 50% (dependiendo del estudio que se consulte). Sin embargo, a pesar de esa epidemia de cabezas aplanadas, merece la pena poner a los niños a dormir boca arriba para prevenir la muerte súbita.

Esta deformidad aparece hacia el mes de vida y suele mejorar por si sola a partir de los 6 meses (cuando el niño empieza a sentarse solo). A pesar de ello, los casos más graves pueden tener importantes consecuencias estéticas. El diagnóstico no suele requerir pruebas complementarias y con una simple historia clínica y una exploración (siembre desde la parte de arriba de la cabeza) suele ser suficiente.

La plagiocefalia postural debe diferenciarse de la «verdadera plagiocefalia», la cual se produce porque los huesos de la parte de atrás de la cabeza están fusionados y no permiten que esta crezca de forma adecuada. Esta «verdadera plagiocefalia » es rara y suele ser fácil diferenciarla de la de tipo postural, además de requerir corrección quirúrgica. En el caso de que queden dudas de si se trata de un tipo u otro, la prueba a realizar es un escáner con reconstrucción 3D.

Además, la plagiocefalia postural está muy relacionada con la tortícolis congénita: un acortamiento del músculo esternocleidomastoideo del cuello que se produce por la posición excesivamente encogida del bebé dentro de la tripa de su madre. Ese acortamiento condiciona que la cabeza esté girada siempre hacia el mismo lado y por tanto, apoye siempre la misma parte de atrás. Por ello, ante una plagiocefalia postural, el pediatra debe descartar (y tratar) este tipo de tortícolis.

¿Qué implicaciones tiene la plagiocefalia postural?

Cuando se aplana la parte de atrás de la cabeza de un niño se produce una deformidad de todo el cráneo que puede tener consecuencias estéticas.

Si la deformidad se produce por el apoyo sobre uno de los lados de la parte de atrás de la cabeza, ese aplanamiento se compensa con el abobamiento de la frente del mismo lado así como una asimetría de la posición de las orejas vista desde arriba. Si el apoyo es en el centro de la parte de atrás de la cabeza esta suele aplanarse de forma simétrica sin deformar el macizo facial. En cualquier caso, las medidas preventivas y correctoras son similares. Además, en ambos casos suele aparecer una calva con menos pelo en la zona de apoyo.

En las plagiocefalias las orejas se ven a distinta altura cuando se observa la cabeza desde arriba. Además, un lado de la frente suele estar más prominente que el otro.

Antiguamente se creía que una plagiocefalia podía tener consecuencias negativas en el desarrollo del niño. Sin embargo, a día de hoy no esta demostrado que esta deformidad de la cabeza tenga consecuencias en el neurodesarrollo. Es cierto que algunos niños con alteraciones del desarrollo también tienen plagiocefalia, pero lo que parece es que esas alteraciones son las que condicionan una falta de movilidad del niño que a la postre le hacen apoyar la cabeza siempre en el mismo lado.

De todas formas, aunque la plagiocefalia solo tenga consecuencias estéticas, debemos darle la importancia que se merece para procurar una prevención y tratamiento adecuados en el caso de que se produzcan.

¿Cómo se puede prevenir la plagiocefalia?

Durante los primeros 6 meses de vida los bebes pasan mucho tiempo tumbados boca arriba. Por ello, es muy importante que los padres pongáis en marcha una serie de medidas para evitar que se produzca la plagiocefalia..

En primer lugar, es importante colocar a los niños boca abajo para jugar cuando estén despiertos y siempre bajo la supervisión de un adulto. Es lo que se conoce en inglés como tummy time (tiempo de la barriga). Esto ayudará por un lado a que no apoyen la cabeza siempre en la parte de atrás, además de favorecer el desarrollo neurológico ya que potencia la fuerza de la parte de arriba del cuerpo (brazos y hombros), tan necesarios para los primeros hitos del desarrollo. En general se recomienda una hora al día de este tipo de ejercicio, repartido en periodos de 20-30 minutos.

Aunque los niños deben dormir boca arriba, se recomienda que los padres pongan la cabeza del niño girada a un lado y a otro de forma alterna para que el tiempo de descanso del bebé no lo pase apoyado siempre en el mismo lado. A veces esto resulta imposible porque al niño le gusta girar la cabeza hacia donde recibe los estímulos (luz, sonido…). Para corregir este «vicio», también podéis girar al bebé entero en la cuna cada ciertos días poniendo los pies en donde iba la cabeza y viceversa.

Las sillitas con cabezal en las que el niño vaya muy recogido están bien para los viajes en coche (como la maxicosi). Sin embargo, hacen que la cabeza de los bebés esté apoyada siempre en el mismo sitio por lo que debéis evitarlas para los paseos en carro.

Por último, cabeza que no apoya, cabeza que no se aplana. Así que coger en brazos a vuestros hijos todo lo que queráis durante estos primeros meses de vida (y mientras os dejen, que la adolescencia la alcanzan muy pronto). Por el mismo motivo, el porteo como opción de transporte para el bebé previene la plagiocefalia.

El neurocirujano y los «cascos»

Hablábamos al principio de este texto que en algunos casos había que recurrir a los cascos para corregir una plagiocefalia. Antes de llegar a ese extremo, los pediatras somos capaces de manejar casi todas las plagiocefalias una vez establecidas, ya que suelen mejorar enseñando a los padres las mismas medidas posturales que mencionábamos en la parte de la prevención y realizando una seguimiento estrecho. Al fin y al cabo lo que se busca es que el niño apoye la cabeza en la parte que no la tiene aplanada para compensar la deformidad.

Los protocolos sobre plagiocefalia establecen que si a los 5 meses la deformidad sigue estando presente a pesar de haber realizado un plan de reeducación postural, es el momento de derivar al niño al neurocirujano. En el caso de que este especialista lo considere oportuno, valorará la opción de utilizar un casco corrector hasta los 12 meses de edad. Esto cascos «empujan» unas zona determinadas de la cabeza consiguiendo remodelar la deformidad craneal.

Lactante con «casco» (ortesis) para la corrección de una plagiocefalia.

Como última opción, en el caso de que ni las medidas posturales ni el casco hayan sido suficientes para corregir una plagiocefalia postural con graves consecuencia estéticas, queda como posibilidad la corrección quirúrgica. Pero tranquilos, es muy raro que se llegue a este extremo en una plagiocefalia de este tipo.

¿Y qué pasa con ese cojín tan famoso que anuncian en todos lados?

Después de todo lo que habéis leído, muchos estaréis pensando en el cojín ese blandito como con un agujero en el centro que os regaló la prima María cuando nació vuestro bebé y que os dijo que era la solución para que no se le deformara la cabeza. Sin embargo, ninguna guía clínica recomienda este tipo de cojines en niños sanos para la prevención de la plagiocefalia, además cualquier objeto en la cuna de un bebé aumenta el riesgo de muerte súbita del lactante.

Es cierto que estos cojines pueden ayudar a distribuir el peso sobre el que apoya la cabeza del bebé, y que en casos muy seleccionados puede ser útil (como el de los bebés prematuros). Pero en el caso de un niño sano debería bastar con las medidas correctoras de postura antes mencionadas para la prevención de la plagiocefalia.

En los casos en los que la plagiocefalia esté establecida, pueden ayudar al tratamiento junto a los cambios postulares, pero deberá ser vuestro pediatra el que os lo indique más que que sea necesario que todos los niños dispongan de un cojín de este tipo como como parte del pack que toda familia debe comprar cuando trae a un crío a este mundo.


En resumen, la plagiocefalia es una deformidad craneal frecuente que se produce como consecuencia del apoyo constante en la parte de atrás de la cabeza en la misma zona. Se puede prevenir poniendo en práctica una serie de medidas (jugando con el niño boca abajo cuando está despierto, girando la posición de la cuna, porteando al niño cuando se sale a pasear…). En el caso de que no mejore, hacia los 5 meses está justificada la derivación al neurocirujano para que valore si es necesario utilizar un casco como medida correctora.

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Bibliografía:


Los derecho de imagen de la foto de cabecera del post pertenecen a Wisewiki bajo una licencia CC BY-SA 3.0.

Los derecho de imagen de la niña con el casco pertenecen a GeekAron bajo una licencia CC BY-NC-ND 2.0.

2 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Nivia

    Excelente articulo.

    21 junio 2020 | 7:24 am

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