Archivo de noviembre, 2017

Sospechosos habituales: la escarlatina

Tras contaros hace unas semanas todo sobre el pie-mano-boca, hoy nos centramos en otro sospechoso habitual de los colegios y escuelas: la escarlatina.

A muchos os sonará esta enfermedad porque Beth, una de las niñas del libro Mujercitas de Louisa May Alcott, la padecía. Este hecho ha arraigado en la cultura popular haciendo creer que esta enfermedad es vieja, rara y grave cuando realmente es una enfermada habitual hoy en día, frecuente y que se suele resolver con un antibiótico vía oral sin complicaciones.

¿Quién causa la escarlatina?

Esta enfermedad está provocada por una bacteria que se encuentra en la garganta del paciente y se llama Streptococcus pyogenes o Streptococcus betahemolítico del grupo A (los pediatras nos referimos ella como Estreptococo). Para que se produzca la escarlatina esta bacteria debe producir una toxina que es la responsable de los síntomas cutáneos del paciente. Existen al menos tres tipos de toxinas por lo que esta enfermedad la pueden presentar los niños en varias ocasiones.

img_8885

Lesiones rojizas en tronco de pequeño tamaño que dan aspecto de piel de gallina.

¿Quién padece la enfermedad?

La escarlatina es típica de niños preescolares y en edad escolar (a partir de los 3 años). De hecho es muy raro que se produzca en niños pequeños. Esto hace que sea más típica de colegios que de guarderías.

¿Cómo se contagia?

Para contraer la enfermedad es necesario que la bacteria llegue a la garganta de un paciente sano. Esto ocurre a través de gotitas de secreciones respiratorias de una persona enferma o portadora de la bacteria (personas que tiene la bacteria en la garganta pero no presentan síntomas). Esta bacteria es habitual en los meses fríos del año por lo que es más frecuente en invierno y primavera.

¿Qué síntomas produce?

La escarlatina es un exantema (manchas en la piel)producida por la toxina del Estreptococopero además, ya que esta bacteria se encuentra en la garganta, suele coincidir con una faringoamigdalitis (anginas en lenguaje coloquial). Por tanto, ademas de las manchas en la piel suele cursar con fiebre y dolor al tragar.

img_8865

Detalle del tronco en el que se observa el aspecto de piel de gallina.

El exantema suele aparecer al poco tiempo de la fiebre y consiste en lesiones micropapulares (granitos muy pequeñitos) sobre un fondo rojizo. El aspecto de la piel se torna como de piel de gallina o papel de lija, de tal manera que la escarlatina «se toca» muchas veces más que verse. Las zonas típicas donde aparece el exantema son el tronco, extremidades, zona genital y la cara (respetando la zona que hay entre el labio superior y la nariz, como en al imagen que haber el post). En las zonas donde hay pliegues cutáneas (axilas, cuello, parte anterior de los codos…) suele ser más intenso dando lugar a lo que se conoce como signo de Pastia. Con el tratamiento adecuado suele durar de 5 a 7 días y en muchas ocasiones acaba apareciendo una descamación fina de la piel.

img_8867

Zona genital en la que se puede observar la mayor intensidad de las manchas en la piel.

Además de los síntomas comentado, la escarlatina suele cursar con dolor abdominal, vómitos, dolor de cabeza, decaimiento y falta de apetito.

Diagnóstico y tratamiento

Como suele ocurrir con este tipo de enfermedades, la clínica y la exploración física suelen ser suficientes. En ocasiones en las que haya duda (por los sítnomas, edad…), se puede realizar un test rápido para averiguar si realmente el Streptococcus está en la garganta del niño (y en tal caso confirmar el diagnóstico).

El tratamiento consiste en un antibiótico para erradicar al Estreptococo, habitualmente penicilina debido a la alta sensibilidad que presenta esta bacteria a este antibiótico. La duración del tratamiento debe ser de 10 días. Además debemos tratar la fiebre y el dolor de garganta (paracetamol o ibuprofeno) y en caso de que el exantema cause picor se puede emplear un antihistamínico.

img_8863

Pliegue del brazo en el que se observa mayor intensidad (Signo de Pastia)

¿Debe mi hijo dejar de ir al colegio?

La escarlatina (o las anginas simples por Streptococcus) son una enfermedad de exclusión escolar. Los niños deben permanecer en casa al menos hasta 24 horas después de haber iniciado el antibiótico y mientras sigan presentando fiebre.

Posibles complicaciones

Todas las infecciones por Streptococcus (se en forma de escarlatina o de anginas) pueden complicarse dando lugar a fiebre reumática o glomerulonefritis postestreptocócica (enfermedad del riñón). Son muy raras en nuestro medio y se pueden prevenir iniciando el antibiótico en los primeros 10 días de la infección.


Dede Dos Pediatras en Casa queremos dar las gracias a la niña que aparece en las fotografías por dejarnos hacérselas estando enferma así como a su madre por autorizarnos a publicarlas. Gracias a ellas contribuimos desde aquí a una mejor educación para la salud.

Cómo transportar a tu bebé de forma segura

Carrito, capazo, silla de paseo, mochila, pareo, Maxi-Cosi… ¿Cuántas formas más se os ocurren para llevar a vuestros pequeños de un lado a otro?.

En el post de hoy os explicamos las ventajas e inconvenientes de los sistemas más frecuentes de transporte en los niños pequeños.

Cochecito de Paseo

Como habréis podido comprobar vosotros mismos, existen cientos de modelos de carritos para elegir tanto por estética como por precio.

Independientemente del modelo que elijáis, los niños más pequeños (los que todavía no son capaces de sujetar la cabeza o sentarse con apoyo) precisan un carrito que mantenga su espalda recta y permita que estén colocados en decúbito supino (es decir, boca arriba), ya que esta postura previene el síndrome de muerte súbita del lactante. El modelo más conocido que cumple estas características es el capazo; sin embargo, este tipo de carrito no suele tener un arnés por lo que el niño está suelto sin sujeción.

baby-2329600_1920

Bebé en un capazo. Este tipo de carritos no suele llevar sujeciones.

Existen otros tipos de carritos similares al capazo que permiten sujetar al lactante pequeño que todavía no se sienta a través de un arnés, además de mantener la espalda recta y al niño boca arriba. Este tipo de modelos son más seguros que el clásico capazo ya que al disponer de algún tipo de sujeción resulta muy complicado que se caiga en un traspiés o si el carrito chocará con algo.

Por último, existen adaptadores que permiten que las sillas del Grupo 0 (ejemplo Maxi- Cosi)  que se utilizan en el coche sean colocadas en los carritos de paseo. Pese a lo cómodo que resulta sacar de nuestro vehículo a nuestro hijo y colocarlo en el carrito directamente, su uso no está recomendado para el paseo ya que la posición en flexión del tronco (que da lugar a que el cuerpo del bebé forme una C) no se ajusta a las recomendaciones de descanso de los niños pequeños (recordad con espalda recta y boca arriba siempre).

A medida que los niños crecen suelen preferir una posición que les permita interaccionar con el mundo. En el momento en que sean capaces de sujetar la cabeza y mantenerse sentados con apoyo es adecuado cambiar del carrito a una silla de paseo (en la cual irán sentados y con al espalda recta). Es importante que desde pequeños el arnés este bien atado incluyendo las tiras de los hombros ya que ésta es la forma segura de ponerlo.

park-2531533_1920

Madres con carritos estilo silla. Los niños que se trasporten con este sistema deben ser capaces de sujetar la cabeza y mantenerse sentados con apoyo.

Porteo: mochilas y pareos porta-bebés

Otra forma de trasportar a los niños es «llevarlos  encima». Este sistema es tan antiguo como la humanidad y se practica en todo el mundo, pero en el siglo en el que vivimos se han desarrollado diferentes sistemas que permiten que este porteo se haga de una forma cómoda y ergonómica. Pero además, en los últimos años se han reconocido diferentes beneficios de estos sistemas.

Con el porteo, los recién nacidos se sienten muy cerca de su madre, se tranquilizan con su voz, su olor o el sonido de su corazón. Todo ello favorece el apego y el vínculo entre el bebé y su porteador, ya sea su mamá o su papá. Además hay quienes postulan que los niños con cólicos (los que presentan llanto sin causa clara) reducen el número de horas que lloran si son porteados. Además, los bebés con reflujo gastroesofágico precisan que se mantenga la postura erguida tras la toma, lo cual se conseguiría tanto con mochilas como con pareos de porteo.

img_7514

Mamá porteando a su hijo en mochila. Estos sistemas se pueden emplear desde recién nacidos hasta niños más mayores.

Transporte en coche

Las sillitas o alzadores de los niños para el coche son uno de los retos a los que se enfrenta un padre. Surgen mil dudas de si esta o aquella silla es la adecuada.

Las recomendaciones actuales según el peso y edad las podéis encontrar en la guía elaborada por la Dirección General de Tráfico en este Link. Nosotros os recomendamos que además, a la hora de elegir la silla, comprobéis si esta es compatible con vuestro vehículos (sistemas Isofix, Top Tether…) y la probéis con vuestros hijos antes de comprarla. Otra cosa que no se debe olvidar es chequear si las sillas están homologadas y cumplen las normas actuales de seguridad.

Actualmente, la legislación española obliga a que las sillas de los menores de 15 meses y/o 86 centímetros viajen a CONTRA MARCHA (mirando para atrás). Pero además, el beneficio de esta posición se mantiene pasada esta edad y hasta los 4 años por lo que es muy recomendable que se mantengan en esta posición el máximo tiempo posible.

baby-617411_1920

Bebé en sillita de coche. Por su edad debe viajar siempre ene el sentido contrario de la marcha.

Convulsiones febriles: mitos y leyendas

Termómetro

Fuente: Pixabay

Las convulsiones febriles son una preocupación habitual de los padres de niños pequeños. Sin embargo, sobre esta patología hay mucho desconocimiento lo que potencia la angustia paterna cuando alguno de sus hijos tiene fiebre.

Hace unos días revisamos la gastroenteritis aguda a través de sus mitos y leyendas, hoy retomamos la sección analizando las convulsiones febriles.

1. Si mi hijo tiene fiebre hay que bajársela a toda costa para que no convulsione. FALSO

La fiebre es un síntoma frecuente de las infecciones. Es incómoda, aunque los niños la toleran mejor que los adultos. Éste es el motivo por el que hay que tratar la fiebre, para que los pacientes se encuentren mejor y no para que no convulsionen.

2. Las convulsiones se producen si la fiebre es muy alta. FALSO

Tanto el incremento como el descenso brusco de la temperatura es el factor desencadenante más importante de las convulsiones febriles. En ocasiones, la convulsión se produce incluso antes de que aparezca la fiebre y en más de la mitad de los niños suele producirse en las primeras 24 horas del proceso febril.

3. Todos los niños pueden tener convulsiones con fiebre. VERDADERO

Las convulsiones febriles son una respuesta del cerebro al cambio a la temperatura corporal (fiebre) y la pueden presentar todos los niños pequeños entre los 6 meses y los 5 años de edad. Sin embargo, hay cierta agrupación familiar lo que pone de manifiesto que algunos niños con bases genéticas concretas las padezcan de forma más frecuente.

4. Las convulsiones febriles son raras. FALSO

Se calcula que hasta el 5% de los niños presentan convulsiones febriles por lo que no se pueden considerar una enfermedad rara. Además, un tercio de los niños que han tenido una convulsión febril tendrán alguna más durante la infancia.

5. Las convulsiones febriles ocurren en infecciones graves. FALSO

La gravedad de la infección no está relacionado con las convulsiones febriles. De hecho es más frecuente que las convulsiones se produzcan en procesos banales como catarros o gastroentroenteritis.

6. Si mi hijo esta convulsionando tengo que sacarle la lengua para que no se la trague. FALSO

Las convulsiones febriles suelen ser tónico-clónicas, es decir con movimientos o sacudidas del cuerpo, junto con pérdida de conocimiento. Durante una convulsión lo mejor es poner al niño de lado, que es como respira mejor, y no introducir nada en su boca ya que podría mordernos. Recordar que la lengua no se traga pese a las falsas creencias que hay al respecto.

7. Si empieza una convulsión con fiebre tengo que salir corriendo al hospital. FALSO

Las convulsiones febriles son breves, suelen durar menos de 2 minutos. Lo que esta indicado en poner al niño de lado y en caso de que no ceda llamar a los servicios de emergencia. Salir de casa corriendo con un niño convulsionando es una imprudencia. Una vez que la convulsión cede el niño suele quedarse dormido durante un tiempo, éste es el momento de acudir al hospital para que los pediatras comprueben que la recuperación tras el episodio es la adecuada.

8. Las convulsiones febriles hay que pararlas a toda costa. FALSO

Como ya hemos dicho este tipo de convulsiones suelen ceder en menos de dos minutos. En algunos casos se prolongan más de ese tiempo y estaría indicado administrar una Benzodiazepina como primer tratamiento para parar la crisis. En domicilio suele utilizarse la vía rectal, pero suele reservarse su administración al personal de Emergencias o a padre con hijos que ya han tenido más episodios.

9. Si mi hijo tiene una convulsiónfebril tengo que ir siempre a Urgencias. FALSO.

Cuando no es la primera vez que un niño convulsiona con fiebre los padres aprenden que es lo que tienen que hacer y vigilar, por eso no siempre está indicado acudir a Urgencias. Sin embargo, la visita a Urgencias es necesaria en caso de ser el primer episodio, cuando los padres no sepan que hacer o vigilar o cuando, ya sea por la fiebre o por la convulsión, el niño esté diferente a cuando le ha ocurrido otras veces o se repite en varias ocasiones.

10. Si mi hijo tiene una convulsión febril tiene que quedarse ingresado en el hospital. FALSO

Las convulsiones febriles son un proceso benigno y autolimitado. Lo normal es dejar al niño en observación en Urgencias durante unas horas para ver que se recupera con normalidad y darle de alta a domicilio. En algunas ocasión tras una convulsión febril el ingreso está indicado: convulsión prolongada, dos convulsiones en menos de 24 horas, convulsiones complejas, ansiedad familiar importante…, pero hay que individualizar en todos los casos.

11. Si mi hijo ha tenido una convulsión febril seguro que tendrá epilepsia de mayor. FALSO

Reiteramos, las convulsiones febriles son un proceso benigno. La mayoría de las veces solo ocurren una vez en la vida del niño y en el caso de que se repitan durante la infancia suelen desaparecer antes de los 5 años de edad. Sin embargo, la incidencia de epilepsia (enfermedad neurológica que da lugar a convulsiones sin fiebre) en estos niños es algo mayor (un 2% comparado con un 1% de la población general). Pese a ello, no es necesario que un niño con una crisis febril típica sea derivado al neurólogo de forma rutinaria.

12. Las convulsiones febriles provocan daño en el cerebro. FALSO

De nuevo, las convulsiones febriles son un proceso benigno. No provocan daño en el cerebro ni problemas neurológicos. Estos pacientes son  niños sanos que pueden seguir una vida normal.


En resumen, las convulsiones febriles generan mucha ansiedad y miedo en los padres sin embargo son procesos benignos que ceden en pocos minutos y no suelen repetirse. Os dejamos aquí el Link de la hoja de información para padres sobre la convulsión febril de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP).

Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

Si te ha gustado lo que has leído, hemos publicado un libro con explicaciones sencillas y amenas sobre las cuestiones de salud más importantes de la infancia. Podéis adquirirlo en puntos de venta habituales o a través de los siguientes enlaces:

Además, en septiembre de 2021 echó a rodar «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores y que seguro que también te pude gustar. Puedes escucharlo en:

El test de APGAR: las notas del bebé en el parto

Muchas madres nos preguntan tras el parto que cuáles han sido las notas del niño al nacer. En ocasiones, cuando los pediatras vamos a ver los recién nacidos por primera vez a la planta, la pregunta suele ser que cuándo se le va a hacer el test de APGAR al niño. Muchos padres desconocen realmente para qué sirve y cuándo se realiza, aunque suelen conocer que refleja qué tal ha tolerado el bebé el parto.

En el post de hoy te contamos todo lo que tienes que saber sobre el test de APGAR para que no te pillen a contra pie en el parto de tus hijos.

¿Quién inventó el test de APGAR?

Pues nada más ni nada menos que la Dra. Virginia Apgar. Sí, sí, una doctora y además corrían los años 50 del siglo pasado.

Sin embargo, la Dra. Apgar no era ni pediatra ni neonatóloga. Era anestesista y estaba muy interesada en poder comparar la tolerancia de los bebés al parto entre diferentes hosptiales. Por eso desarrolló esta escala la cual perdura tras más de 60 años, lo que pone de manifiesto su importancia y validez tras tantos años.

¿Para qué sirve el test de APGAR?

Este test se emplea para la valoración del estado clínico del recién nacido tras el parto y su adaptación a la nueva vida.

Las puntuaciones al minuto de vida reflejan la tolerancia del bebé al hecho de nacer (el parto en si mismo), mientras que el mismo test aplicado a los cinco minutos da información sobre como se ha adaptado el niño al medio ambiente nuevo (diferente al liquido amniótico dentro del útero).

¿Cómo se calcula?

El test de APGAR es un test clínico que se realiza mediante la observación del niño y consta de cinco variables: frecuencia cardiaca, esfuerzo respiratorio/llanto, coloración, tono muscular y reflejos. Dependiendo del estado de cada una de ellas se obtiene una puntuación. En la siguiente tabla te exponemos cómo se calcula.

diapositiva1.jpg

Ocasionalmente el test se repite cada 5 minutos en caso de que esté alterado hasta los 20 minutos de vida.

¿Quién lo calcula?

Pese a la creencia popular no tiene por qué realizarlo el pediatra. Basta cualquier personal sanitario que esté lo suficientemente entrenado para realizar una valoración de un recién nacido y que esté presente en el momento del nacimiento. La mayoría de las veces la puntuación del test la dará la/el matron@, ya que ell@s son los que asisten partos normales.

¿Cuándo está alterado?

La puntuaión máxima es 10 puntos, sin embargo se considera normal entre 7 y 10. Puntuaciones entre 4 y 6 reflejan que la adpatación del niño no esta siendo óptima por lo que suelen requerir cuidados por parte del pediatra. Por último, puntaciones inferiores a 3 ponen de manifiesto una situación de emergencia en las que se deben emplear maniobras de reanimación avanzada.

Otro dato que tiene importancia es la evolución del test entre el primer minuto y el quinto minuto, ya que si éste último muestra mejoria respecto al del primero es un buen indicador pronóstico.

¿Qué importancia tiene este test?

Como habrás podido deducir las puntuaciones bajas en el test reflejan que el bebé recién nacido no ha tolerado bien el parto y algo pasa. En estos casos el pediatra debe actuar, en primer lugar realizando una reanimación al niño con la intensidad que requiera la situación y en segundo lugar buscar la causa de qué es lo que ha ocurrido.

Sin embargo, el valor del test nos es un buen indicador a largo plazo de mortalidad ni de evolución posterior. Solo se ha relacionado la posibilidad de daño neurológico grave en niños con puntuaciones entre 0 y 3 a los cinco minutos de vida o en aquellos en los que ha precisado reanimación mas allá de los 10 minutos.


En resumen y como podéis ver no se trata de la nota qué ha sacado el bebé ni mucho menos de su primer examen en la vida. Es una traducción clínica y útil, para todo aquel que sepa interpretarlo, de cómo estaba ese bebé en el momento en que nació.

La homeopatía no es medicina

Han pasado ya unas semanas desde que abrimos este blog y tras pensarlo concienzudamente hemos decidido escribir hoy sobre la homeopatía para que conozcáis nuestro posicionamiento respecto a este tema. Sabemos que es un tema polémico y que genera muchas discrepancias de opinión tanto entre profesionales como pacientes, por lo que a lo largo del post intentaremos explicaros por qué pensamos que no deberías usar la homeopatía.

¿Que es la homeopatía?

La homeopatía trata de curar una enfermedad aplicando una muy pequeña cantidad de una sustancia que, si se administrara en grandes cantidades, produciría los mismos síntomas que se intentan tratar. Es decir, se basa en la teoría de que «lo similar cura lo similar» y fue creada en 1796 por Samuel Hahnemann.

Para crear los «remedios homeopáticos» se realizan sucesivas diluciones de una sustancia en alcohol o agua (en ocasiones haciéndose indetectables) hasta conseguir un compuesto que contenga muuuuuuuy poca cantidad de esa sustancia.

¿Por qué la homeopatía no es medicina?

Hasta aquí todo bien. Todos los grandes avances en medicina han surgido desde una teoría. Pero las teorías hay que demostrarlas con estudios científicos y ahí es donde la homeopatía no ha conseguido ningún éxito.

Desde su concepción, la homeopatía fue una teoría muy criticada por la comunidad científica del siglo XIX, incluso los médicos que al principio la defendían dejaron pronto de utilizarla. Durante el siglo XX hubo un repunte en su utilización pero de nuevo cayó en desuso. Sin embargo, ha permanecido arraigada en el pensamiento europeo hasta nuestros días (motivo por el que todavía haya médicos que la practiquen y pacientes que confíen en sus efectos).

Todos los estudios que han intentado demostrar si los «remedios homeopáticos» son más eficaces para tratar una u otra enfermedad han fallado, sin poder demostrar que sean útiles. Ninguna de las revisiones de la Cochrane (red mundial de investigadores independientes con alto prestigio), por nombrar un organismo científico contrastado, sobre homeopatía ha conseguido demostrar que ésta sea eficaz. Además, la lectura crítica de los estudios realizados por los partidarios de la homeopatía refleja que son de baja calidad científica con graves defectos metodológicos.

Por todo ello la homeopatía no es medicina. Es otra cosa. En el mejor de los casos se   clasifica como un pseudociencia y ninguna sociedad científica actual (incluida la organización Mundial de la Salud) la considera una terapia útil en el tratamiento de ninguna enfermedad.

¿Por qué no debes usar la homeopatía?

Esperamos que después de lo que has leído te hayas quedado convencido de que no es bueno emplear la homeopatía.

Como pediatras que somos entendemos la desesperación de los padres ante la persistencia de síntomas banales, como la tos o los mocos, o la falta de tratamientos para enfermedades graves incurables (como el cáncer terminal o la parálisis cerebral infantil). Sin embargo, la desesperación no debe ser el motivo para utilizar estas terapias. Como mucho no encontrarás ningún cambio en un síntoma o en una enfermedad.

El otro motivo por el que no debes usar la homeopatía es económico. Todos somos muy dueños de nuestro dinero y de gastarlo en lo que queramos. Sin embargo, la homeopatía no te da lo que promete y por tanto supone una pérdida de dinero para ti, y lo que es peor, enriquece a una empresa que utiliza el desconocimiento y desesperación de los pacientes. Esto comúnmente se conoce como estafa.

Los médicos no nos oponemos a la aparición de nuevas terapias, de hecho estamos deseosos de tener nuevos medicamentos y tratamiento para lo que todavía no podemos tratar, pero éstas siempre deberían estar contrastadas con estudios que las avalen y por el momento la homeopatía no lo ha conseguido.


Si quieres leer algo más al respecto ( y confirmar lo que te hemos contado) puedes leer el Informe del Comité de Medicamentos de la AEP (Asociación Española de Pediatría) tras la publicación de un manifiesto en contra de las medicaciones homeopáticas (Link)

Sospechosos habituales: el pie-mano-boca

Hoy inauguramos una sección que hemos llamado «Sospechosos habituales» y hace referencia a esas enfermedades con nombre propio que los niños suelen padecer por contagio en la guardería o en el colegio. Varicela, escarlatina, exantema súbito, gastroenteritis por rotavirus… y otras muchas que son viejas conocidas para cualquier pediatra pero que puede pillar a contrapié hasta al padre más experimentado.

Y para empezar con la sección hemos elegido un clásico de las guarderías: el pie-mano-boca.

¿Quién causa el pie-mano-boca?

Esta enfermedad está causada por varios virus, la mayoría de ellos de la familia de los enterovirus. Aunque se dan casos a lo largo de todo el año es típica en primavera y verano.

Una vez que se pasa la enfermedad el cuerpo genera inmunidad específica contra el virus que la provocó, sin embargo, debido a que el pie-mano-boca lo provocan varios virus se puede padecer en varias ocasiones.

¿Quién padece la enfermedad?

El pie-mano-boca es típica de niños pequeños, en general de 1 a 3 años. Por ello es una de las enfermedades estrella de las guarderías, aunque los adultos también pueden padecerla.

¿Cómo se contagia?

La transmisión de estos virus se realiza por vía fecal-oral (a través de las heces) o por contacto (contacto con secreciones de la nariz o la boca o por gotas microscópicas que se producen al toser, estornudar o hablar). Además, el virus puede sobrevivir en objetos (pañuelos, toallas, cubiertos…) durante mucho tiempo, lo que puede perpetuar la transmisión.

Después de padecer la enfermedad, el virus puede permanecer tanto en las secreciones de la nariz como en las heces varias semanas, esto hace que los niños puedan contagiar aunque ya estén asintomáticos.

¿Cuáles son los síntomas?

El general el primer síntoma del pie-mano-boca es la fiebre. Después de un par de días suele aparecer una erupción pruriginosa (que pica) en manos, pies y alrededor de la boca, aunque también puede aparecer en brazos, piernas y nalgas. Estas manchitas son de color rojizo y en principio suelen ser planas, pero con los días pueden convertirse en pequeñas ampollas. En ocasiones también aparecen lesiones dentro de la boca.

img_8486
En la foto de arriba se pueden ver lesiones redondeadas, a veces con aspecto de pequeñas ampollas, típicas del pie-mano-boca. En la foto de abajo se puede observar las típicas lesiones rojizas planas iniciales de la enfermedad en la palma de la mano.
img_8408
Lesiones peribucales y en los labios típicas del pie-mano-boca.

Además de estos síntomas, normalmente se padecen otros típicos de las enfermedades provocadas por virus como son el malestar y la falta de apetito.

Evolución de la enfermedad

El pie-mano-boca es una enfermedad leve y autolimitada. El cuadro clínico suele durar entre 5 y 15 días.

En los primeros días después de la fase aguda enfermedad (fiebre y aparición de lesiones cutáneas) suele haber una descamación de las zonas dislates de manos y pies (los pulpejos se despellejan), como se puede ver en las siguiente fotografías.

Durante las siguientes semanas puede aparecer un despegamiento que no causa dolor de la raíz de la uñas que suele acabar con la caída de éstas. Ocurre con más frecuencia en los dedos de las manos que de los pies pero con el paso del tiempo se recupera hasta el crecimiento de una uña nueva sin secuelas.

Diagnóstico y tratamiento

Cuando las lesiones en la piel han aparecido el diagnóstico es simple y rápido. En ocasiones, cuando los niños solo han desarrollado fiebre el pediatra te dirá que hay que esperar y que la evolución mostrará si se trata de esta enfermedad u otra.

La enfermedad pie-mano-boca no tiene tratamiento, es decir, no existe un medicamento que pueda tomar el paciente que haga que la enfermedad dure menos o la corte. Como se dice en el argot médico «hay que pasarla». Eso no quiere decir que se puedan emplear medicamentos para que el niño se encuentre más cómodo.

Para la fiebre y el malestar se puede emplear un antitérmico como el paracetamol o el ibuprofeno. Para el picor de las manos y los pies suele utilizarse un antihistamínico. Para las lesiones que estén dentro de la boca las soluciones con ácido hialurónico ayudan a que no duelan y cicatricen antes. En ocasiones los niños no quieren comer porque les molesta la boca. En general rechazan las comidas calientes (purés , leche caliente…) o ácidas, pero suele ser efectivo ofrecerles cosas frías y dulces. Si tienes dudas de qué medicamentos puedes dar a tu hijo consulta con tu pediatra.

Medidas preventivas

Para prevenir el contagio y diseminación del virus se deberán extremar las medidas higiénicas. Es muy importante el lavado de manos tras el contacto con secreciones del bebé o al cambiarle el pañal. También conviene desinfectar las superficies que se hayan podido contaminar (cambiador, trona, sillita…) en caso de que vayan a ser utilizadas por otros niños. De forma similar se recomienda que se usen solo para ellos toallas y otros materiales de higiene personal.

¿Puede ir a al guardería mi hijo durante la enfermedad?

A diferencia de otras enfermedades provocadas por virus, el pie-mano-boca no es una enfermedad de exclusión escolar estricta. Hay niños que la contagian sin padecer síntomas y otros que lo hacen antes de padecer síntomas (durante el periodo de incubación) o durante semanas después de haberse curado. Es por ello que no tiene sentido retirar a un niño de la guardería con la intención de cortar la cadena de contagio.

Sin embargo, y apelando al sentido común, parece razonable que mientras estén con fiebre y se encuentren malitos es muy recomendable dejarlos en casa porque nadie mejor que tú va a saber cuidarle y darle cariño.

¡¡Mamá, mamá!! … ¿Cuándo salen los dientes?

La erupción de los dientes es siempre un motivo de preocupación en los padres, sobretodo cuando hablamos de los dientes de leche. En el post de hoy os resolvemos las dudas sobre la salida de los dientes. Dejaremos para más adelante otra publicación sobre la higiene bucal.

Una dentadura temporal y una definitiva

Las personas están dotadas de dos dentaduras. Una primera, conocida como «dientes de leche», la cuál es es sustituida a partir de los 6 años por una definitiva.

Los dientes de leche suelen empezar su erupción hacia los 6 meses de vida, aunque de media se retrasa hasta los 8 meses. Durante los siguientes 22 meses continúa la salida de estos dientes hasta completar 20 piezas dentarias. La dentadura definitiva aparece con la caída de los dientes de leche y de forma progresiva, en general a partir de los 6 años, hasta completar 32 dientes definitivos.

Incisivos, caninos, premolares y molares

La dentadura del ser humano esta formada por cuatro tipos diferentes de piezas dentarías. Cada una de ellas está destinada a realizar una función diferente:

  • Incisivos: están localizados en la parte central de la dentadura y su función es cortar la comida al masticarla. Tenemos cuatro superiores y cuatro tanto de leche como definitivos.
  • Caninos: a continuación de los incisivos y conocidos vulgarmente como colmillos. Su función es desgarrar la comida. Tenemos cuatro en total en cada dentadura.
  • Premolares: sirven para un primera fase masticatoria en la que se tritura la comida.  En total son ocho (cuatro arriba y cuatro abajo) y solo están la dentadura definitiva.
  • Molares: son las piezas dentarías que trituran la comida. Los molares de leche son ocho, mientras que en la dentadura definitiva hay doce molares.

¿Cuándo salen los dientes?

Lo primero que tienes que saber es que la erupción de la dentadura es muy variable, hay niños en los que los primeros dientes les aparecen a los 5-6 meses y otros en los que se retrasa más allá del año. Es por ellos que tu pediatra debe evaluar la boca de tu hijo en todas las revisiones en busca de alteraciones o retrasos que puedan representar una patología. Pero tranquila, en la mayoría de los niños que se retrasan en la salida o caída de los dientes se debe a un carácter familiar. También tienes que saber que los niños son algo más tardíos que las niñas. En la siguientes tablas te enseñamos los momentos más frecuentes de salida de los dientes de leche y definitivos.

¿Cuándo debo consultar con mi pediatra?

Como ya os hemos comentado, la salida y caída de los dientes es muy variable. El retraso en una u otra debe ser evaluado de forma cuidadosa para remitir al odontopediatra (dentista para niños) a aquellos que lo necesiten.

Es muy infrecuente la falta casi total de la dentición, por eso los pediatras solemos decir que «no hemos visto nunca niños sin dientes». Existen algunas síndromes congénitos extremadamente raros que cursan con la ausencia total de la dentición, pero en general estas enfermedades se descubren casi desde el nacimiento. Sin embargo, la ausencia de algún diente (sobretodo los incisivos laterales) es frecuente (hasta un 6% de personas) y suele asociarse a un origen genético (trasmitido por los padres), aunque no suponen ningún tipo de trastorno.

Un buen signo de evolución de la dentición es que hacia los 4 ó 5 años los dientes de leche se empiecen a separar como en la imagen de la cabecera del post. Esto se debe a que el hueso maxilar donde se implantan empieza a crecer para hacer hueco a los dientes definitivos (que normalmente son más grandes). En el caso de no observarse esta pequeña separación o incluso apiñamiento de los dientes de leche es muy probable que en un futuro se produzcan defectos de erupción en los dientes definitivos.

Además de problemas en la cronología de la salida de los dientes, éstos pueden erupcionar mal (torcidos, en lugares no adecuado) o no llegar a salir. En tal caso una visita al odontopediatra será necesaria para conocer las pautas a seguir.

Falsas creencias sobre la salida de los dientes

Y para terminar, queremos desmitificar la salida de los dientes. Está más que demostrada que la vieja creencia de que «los dientes cuando salen dan fiebre» no es verdad. Los dientes no dan fiebre cuando salen. Como habéis podido ver desde los 6 meses de vida hasta los 2-3 años el la boca del niño aparecerán 20 dientes. Lo más probable es que cuando salga uno de esos dientes coincida que están con un catarro y por eso presenten fiebre. Pero es una coincidencia, no una relación entre el diente y la fiebre.

Gastroenteritis aguda: mitos y leyendas

Hace unos días se publicó en la web EnFamilia un artículo muy interesante titulado «Lactancia materna: mitos y realidades». Tras leerlo se nos ocurrió la idea de revisar algunas patologías frecuentes en niños a través de la revisión de los mitos y leyendas de cada enfermedad, lo que hace muy amena su lectura.

Empezaremos esta sección con la gastroenteritis aguda (GEA), un clásico de las Urgencias de Pediatría. Esperemos que tras su lectura os hayan quedado claros los conceptos básicos de esta enfermedad.

1. Si mi hijo solo tiene diarrea no es una gastroenteritis. FALSO

La gastroenteritis hace referencia a la infección del aparato digestivo. Por tanto los síntomas típicos serán vómitos, dolor abdominal y diarrea, además en ocasiones puede aparecer fiebre. Algunas veces solo se tiene diarrea y en otras el cuadro clínico es completo.

2. Si mi hijo ya no tiene fiebre pero sigue con diarrea puede ir a la guardería. FALSO

La GEA se considera una enfermedad de exclusión escolar. Se debe evitar llevar a los niños al colegio o a la guardería hasta 48 horas después de la última deposición diarreica. Puedes consultar los periodos de exclusión escolar de la GEA y otras enfermedades en el portal del Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Link).

3. Para poder diagnosticar la deshidratación hay que hacer una analítica. FALSO

El diagnóstico de la deshidratación es clínico. Los pediatras nos fijamos en la humedad de las mucosas (lengua, ojos), si los niños lloran con lágrima, si hacen pis o la sequedad de la piel. Con ello somos capaces de ver si un niño está deshidratado. En ocasiones es necesaria una analítica para conocer el nivel de azúcar o electrolitos en sangre cuando la deshidratación es grave y requiere de un suero intravenoso.

4. Las gastroenteritis agudas tienen tratamiento. FALSO

Como todas las enfermedades infecciosas estas pueden estar provocadas por virus o por bacterias. Sin embargo, las gastroenteritis agudas provocadas por bacterias solo se tratan en casos muy concretos (diarrea persistente por bacterias concretas, infecciones graves, inmunodeprimidos…). Por tanto el tratamiento de las gastroenteritis será un tratamiento de mantenimiento destinado a evitar la deshidratación o bajar la fiebre.

5. Hay que obligar a los niños a beber para que no se deshidraten. FALSO

El tratamiento de la GEA está destinado a evitar la deshidratación pero eso no significa que haya que obligar a beber a los niños. En pediatría solemos decir que los niños no se deshidratan a posta, es decir, si les ofreces algún líquido y tienen sed se lo beberán. Sin embargo, si les obligas a beber al final puede ocurrir que vomiten.

6. Si mi hijo vomita mucho tengo que darle mucho de beber para que no se deshidrate. FALSO

Es evidente que si un niño vomita hay que ofrecerle líquidos. Pero debemos hacerlo despacio y con cierto orden. No podemos ofrecerle a un niño que ha vomitado mucho  tantos líquidos como quiera porque lo normal es que vuelva a vomitar. Lo ideal es ir despacio (a sorbitos o con un jeringuilla) y cuando hayas comprobado que admite líquidos sin vomitar ir aumentando el ritmo. Si quieres saber algo más sobre como actuar en los vómitos consulta este link.

7. La limonada alcalina es la mejor bebida para la gastroenteritis. FALSO

Este tipo de bebida era el remedio que se empleaba antiguamente. Sin embargo, este tipo de bebidas caseras no cumplen con las recomendaciones de la Organización de Mundial de la Salud (OMS) en cuanto a composición (suelen tener mucho azúcar y pocos electrolitos).

8. Las bebidas para deportistas son ideales para la diarrea. FALSO

Como en el caso anterior no son bebidas preparadas para ser administradas en casos de gastroenteritis aguda. De hecho, este tipo de bebidas puede provocar más diarrea de la que tiene el niño debido a la excesiva cantidad de azúcar que contienen.

9. Las soluciones de rehidratación oral de venta en farmacias son la mejor opción para la gastroenteritis. VERDADERO

Estas soluciones son las que han sido diseñadas para evitar la deshidratación. Aportan la cantidad adecuada de azúcar y electrolitos en el caso de gastroenteritis. Puedes consultar su composición en la sección 17.7.1 de esta página de la OMS (Link). La rehidratación oral se considera el pilar del tratamiento de la diarrea.

10. La dieta blanda hay que mantenerla tantos días como dure la diarrea. FALSO

Está demostrado que cuanto antes inicia su alimentación normal un niño con gastroenteritis, antes mejora la diarrea. Si el niño tiene hambre y quiere comer hay que ofrecerle sólidos a parte de líquidos. Lo que sí es verdad es que hay cierto tipo de comidas que debemos evitar, sobretodo alimentos con mucha grasa o mucho azúcar. Así que utiliza el sentido común y evita este tipo de alimentos. Puedes optar por alimentos astringentes como son el arroz, la patata o la zanahoria, pero también vale pasta con alguna salsa hecha en casa o un filete a la plancha. Si estas dando el pecho a tu hijo, la lactancia materna es ideal para que mantenga un buen estado de hidratación, así que sigue con ella.

11. La leche es malísima durante una gastroenteritis. FALSO

Antiguamente se quitaba la leche a la primera deposición suelta que realizaba un niño. Éste es un error frecuente que no debe realizarse de forma rutinaria. En ocasiones una diarrea se perpetúa (más de 10-15 días) por una intolerancia transitoria a la lactosa. En esos casos concretos está indicado retirar la lactosa de la dieta y se debe hacer por periodos largos (al menos dos semanas). Espera a que tu pediatra te recomiende la retirada de la leche de la alimentación del niño y no lo hagas por tu cuenta.

12. Existen medicamentos para que la diarrea mejore. VERDAD (A MEDIAS)

El racecadrotilo es un medicamento que parece que puede mejorar la diarrea ya que disminuye tanto el número de deposiciones como el periodo de gastroenteritis. Sin embargo faltan estudios que avalen su eficacia por lo que no debería utilizarse de forma rutinaria.

13. Los probióticos son fundamentales para el tratamiento de la diarrea. FALSO

Los probióticos son organismos vivos que pueden ser administrados por vía oral como si fueran una medicina. Existen muchos tipos y algunos de ellos han demostrado eficacia (Lactobacillus GG y Saccharomyces boulardii) para disminuir la duración de una diarrea. Como hemos comentado las gastroenteritis se curan solas en la mayoría de los casos.  En el caso de utilizarlos deben acompañar siempre a la rehidratación oral.

14. Cuando cambie a mi hijo el pañal tengo que tener las mismas precauciones que cuando está bueno. FALSO

Cuando cambiamos el pañal a un niño sano debemos hacerlo con una medidas básicas de higiene (lavado de manos entre ellas). Pero cuando un niño está enfermo debemos extremarlas ya que la mayoría de los gérmenes que provocan diarrea se trasmiten por contacto fecal-oral (de las heces a la boca). No está de más usar guantes y tras toda la operación utilizar un desinfectante de base alcohólica para las manos.


Como habrás podido comprobar lo más importante en una gastroenteritis es mantener al niño bien hidratado y para ello lo recomendado es emplear soluciones de rehidratación oral de venta en farmacias. La alimentación con sólidos cuanto antes mejor, pero evitando alimentos con mucha grasa y azúcar.

En este link puedes acceder a la hoja de padres de la Sociedad Española de Pediatría con recomendaciones para el cuidado de tu hijo durante una gastroenteritis.

Estoy embarazada, ¿de qué me vacuno?

Si estás embarazada es porque has decidido traer a este mundo a una nueva personita. Durante los siguientes nueve meses tendrás que extremar tu cuidado personal ya que ahora sois dos los que camináis juntos. Muchas serán las visitas al médico y al ginecólogo, ellos te darán las pautas y consejos a seguir.

Te preguntarás entonces porqué somos los pediatras los que te damos un consejo en el embarazo. Durante la infancia de un niño se administran muchas vacunas, por ello somos nosotros los especialistas en este tipo de prevención de enfermedades.

Durante el embarazo se producen cambios en la inmunidad que pueden dar lugar a enfermedades más graves de lo normal tanto para ti como para tu bebé, por lo que lo ideal es tener el calendario vacunal al día antes de quedarte embarazada. Sin embargo hay ciertas vacunas fuera del calendario habitual que se deben poner expresamente durante el embarazo.

En el post de hoy te explicamos cuáles son estas vacunas y  el motivo por el que son altamente recomendables.

¿Qué vacunas se recomiendan durante el embarazo?

Están indicadas las vacunas de la gripe y de la tosferina de forma universal a todas las embarazadas (a no ser que haya una contraindicación expresa para su administración). Sin embargo el motivo de la vacunación es distinta en cada uno de los casos. En el caso de la gripe es para proteger sobretodo a la madre y en el de la tosferina es para proteger al futuro niño.

Estas dos vacunas están recomendadas en el embarazo por las siguientes sociedades científicas (entre otras muchas): Organización Mundial de la Salud,  Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología y la Asociación Española de Pediatría, por lo que no tienes excusas para no ponértelas. Además en España están sufragadas por el Sistema Nacional de Salud a través de las Comunidades Autónomas.

Vacuna de la gripe durante el embarazo

La gripe es una enfermedad provocada por un virus de la que nos podemos proteger mediante una vacuna.

Estar embarazada es un factor de riesgo para padecer una gripe de mayor gravedad por lo que está recomendada la vacunación de todas las embarazadas.El momento para administrarla es durante la campaña de la gripe (normalmente en España en noviembre y diciembre) independientemente del trimestre en el que se encuentre el embarazo. Así de simple.

Además, se ha relacionado la infección por gripe en el primer trimestre con algunas malformaciones en el feto y al final del embarazo con parto prematuro. Por ello si te vacunas estarás protegiendo también al futuro bebé.

Otro hecho importante es que la vacuna de la gripe no se puede administrar a menores de 6 meses de edad. Al vacunar a las futuras mamás se realiza lo que se conoce como «estrategia nido» (vacunación de los convivientes para que no contagien a alguien que no se puede vacunar).

Por último, las personas que convivan con personas con factores de riesgo deben recibir también la vacuna, por ello tanto tus hijos como tu pareja deberían vacunarse si estás embaraza.

La seguridad de está vacuna ha sido probada en múltiples estudios por lo que puedes estar tranquila de que estás haciendo lo mejor por tu hijo.

Vacuna de la tosferina durante el embarazo

El caso de la tosferina es diferente.

La tosferina es una enfermedad provocada por una bacteria que se llama Bordetella pertussis y en general es una enfermedad leve que se cura con antibiótico sin dejar secuelas. Sin embargo, la tosferina puede ser una enfermedad muy grave en niños menores de 4 meses de edad.

Los niños empiezan la vacunación de la tosferina a los 2 meses, por lo que cuando son pequeños están totalmente desprotegidos y pueden infectarse. Es por ello que la vacunación de la embarazada es fundamental para proteger a los niños recién nacidos.

Esta protección se consigue a través de dos mecanismos. El primero con una «estrategia nido» similar a la gripe. El segundo de ellos se basa en la producción de anticuerpos en la embarazada al poner la vacuna, los cuáles pasarán al feto por la placenta y  protegerán al bebé cuando nazca de forma directa durante unos meses impidiendo que se contagie de la tosferina hasta que pueda vacunarse.

Por tanto, y debido a este mecanismo, la recomendación es que la embarazada se vacune de tosferina durante el tercer trimestre del embarazo, entre la 27 y 36 semanas (siendo óptimo entre la 28 y la 32).. Al igual que la vacuna de la gripe su administración es segura durante el embarazo.

Otras vacunas

Hay otras vacunas que se pueden administrar durante el embarazo como son la del tétanos, difteria, hepatitis A y B… Sin embargo estas vacunas se administran solo en casos especiales (falta de inmunización previa, viajes a países donde hay alguna enfermedad,…), por lo que no debes preocuparte por ellas.

Uratos amorfos: bebés que hacen «pis con sangre»

No es raro que en las urgencias de Pediatría o en la planta de maternidad de un hospital cualquiera haya padres que han visto sangre en el pañal de su hijo. Es un motivo de consulta frecuente y genera mucha ansiedad.  Orinar sangre suele ser síntoma de una enfermedad, sin embargo, en pediatría es frecuente que esto se deba a la presencia inofensiva de uratos amorfos en la orina.

En el post de hoy os contamos que son estos cristales y por qué aparecen. Si llegáis hasta el final de la entrada encontrareis una serie de recomendaciones para diferenciar este signo de otras circunstancias que sí representan un estado patológico (hematuria).

Uratos Amorfos, unos cristales de color naranja-rojo

Los uratos amorfos son concentraciones de sales de urato (sodio, potasio, calcio y magnesio) que forman cristales de aspecto granular. Normalmente se aparecen al enfriarse la orina y esta está muy concentrada. Estos cristales adquieren un característico color naranja-rojizo.

Debido a esto los padres los detectan en el pañal, como en la imagen que abre este post, ya que no son visibles a simple vista en la orina. Por ello son típicos de niños pequeños. Además, cuando el pediatra profundiza en la historia para obtener más datos, los padres suelen contar que más que sangre, lo que han visto es como una arenilla que tiñe el pañal.

img_8352
Detalle de los uratos amorfos en el que se puede apreciar el aspecto de arenilla.

La otra circunstancia en la que pueden aparecer los uratos amorfos es en un análisis de orina rutinario, ya que como hemos dicho no son visibles a simple vista pero si a nivel microscópico en el laboratorio.

Cuándo aparecen

Como hemos explicado más arriba, los uratos aparecen cuando la orina está muy concentrada y se enfría. En la clínica esto lo ocurre cuando los pacientes presentan algún grado de deshidratación por otra patología (diarrea, vómitos…) o porque no han bebido suficiente agua.

En los recién nacidos es habitual encontrarlos en los primeros pañales que mojan los bebés y en este caso se debe a la excesiva diuresis que realizan estos niños en los primeros días de vida, la cual provoca una leve deshidratación fisiológica.

¿Tienen alguna importancia?

La presencia de uratos amorfos en la orina no representa ningún tipo de patología, sin embargo dan mucha información al pediatra ya que traduce que el estado de hidratación no es el óptimo.

Cuándo tengo que preocuparme

Los uratos suelen resolverse bebiendo agua suficiente para mantener un estado de hidratación adecuado.

En caso de que detectéis esa mancha rojiza en el pañal de vuestros hijos debéis ofrecerles más líquidos y en caso de que persista en las siguientes micciones debéis consultar con vuestro pediatra.

La presencia de verdadera orina con sangre (lo que los médico llamamos hematuria) es diferente y suele ser fácil de diferenciar con una buena historia clínica y ,en caso de duda, realizando una tira reactiva de orina o un examen al microscopio.

Estas son las circunstancias que debéis vigilar y consultar en caso de que aparezcan:

  • Orina durante toda la micción de color muy oscuro (como si fuera Coca-cola o como «agua de lavar carne»).
  • Orina que al inicio de la micción es de color rojizo y se aclara posteriormente.
  • Orina que al inicio de la micción es normal y se tiñe al final de la misma (incluso podría observarse como un goteo al finalizar).

Os habréis dado cuenta que para observar y diferenciar entre estos tipos de hematuria el paciente tiene que ser capaz de contener la orina. En niños pequeños lo que se observaría es una gran mancha roja u oscura en el pañal. En caso de duda consulta con tu pediatra.

Para finalizar, recordaros que hay alimentos y fármacos que también tiñen la orina de un color anaranjado (vitamina C, zanahoria) o rojizo (remolacha, moras) así como el empleo en exceso de colorantes alimenticios.


Si te ha gustado lo que has leído, hemos publicado un libro con explicaciones sencillas y amenas sobre las cuestiones de salud más importantes de la infancia. Sale a la venta en librerías y puntos de venta habituales el 13 de enero de 2021. Podéis adquirirlo en puntos de venta habituales o a través de los siguientes enlaces:

  • Desde el catálogo de la editorial: LINK.
  • Desde la página web de Amazon: LINK.
  • Desde la página web de La Casa del Libro: LINK.
  • Desde la página web de Todos tus Libros: LINK.
  • Desde la página web de El Corte Inglés: LINK.